"Bajito", "delgado", "chupado", "arisco", "serio". Así describen a Miguel Ricart, el asesino de Alcàsser, los vecinos del Raval de Barcelona que han convivido con él durante los últimos meses antes de su detención este martes. Siempre iba con gorra, aparentaba más de sesenta años –a pesar de que tiene 53 años– y apenas salía del narcopiso que regentaba y que había llevado al límite la paciencia de toda la comunidad. La inmensa mayoría de inquilinos de este bloque, ubicado en el número 10 de la calle Aurora, son de origen extranjero: franceses, suizos o albaneses. Pero queda una familia española en la finca que sí había oído hablar del crimen de las tres menores en Alcàsser en 1992 y de Miguel Ricart, alias 'el rubio'.
Detenido en Barcelona
Vecinos de Miguel Ricart: "Me encuentro fatal después de saber que tenía a un asesino al lado"
El único condenado por el crimen de Alcàsser apenas salía del narcopiso del Raval y evitaba los conflictos con los pocos vecinos que osaron recriminarle que con su actividad llenara las escaleras de toxicómanos
La prensa rodea a Miguel Ricart a su salida de la prisión.
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