En la calle Lima de Vitoria había un bar. El único en esa vía pública, de hecho. Cerró sus puertas hace tiempo y solo queda un rótulo que indica que una vez estuvo allí. De vez en cuando, las persianas estaban a medio abrir, pero los vecinos no intuyeron nada raro. Hasta que unos agentes no uniformados de la policía local observaron este lunes movimientos sospechosos. Estaban en el momento justo y en el lugar adecuado: el local estaba abierto, y vieron a dos personas entrar y salir en un lapso de pocos segundos. La pericia policial hizo el resto. En lugar de pensar que el dueño estaba haciendo tareas de mantenimiento, se pusieron en lo peor. Y acertaron.
Los policías no iban con la premisa de inspeccionar aquel bar, sino que realizaban tareas de vigilancia en el barrio de El Pilar. De hecho, el establecimiento está en una vía peatonal, donde además hay poco tránsito de personas. Quizás por eso no había llamado la atención de los propios residentes.
De un registro superficial a la detención
Sea como fuere, se fijaron en aquel bar un tanto abandonado y, al ver la entrada y salida de esas personas, sospecharon que se había producido una transacción de drogas. Al ir de paisano, decidieron llevar un "registro superficial", informó el cuerpo en un comunicado este martes. El resultado no fue banal: vieron dos papelinas de cocaína.
Ya dentro del local, los agentes "observaron que el bar no presentaba ninguna señal de actividad hostelera y sí indicios de dedicarse a la venta de sustancias ilegales", indicó la guardia urbana. De hecho, no se vendía nada que no fuera droga. Detuvieron al hombre que en ese momento estaba al cargo, un joven de 26 años, al que se le imputa un delito de tráfico de drogas. Las persianas no se volverán a medio abrir en una buena temporada.