Fue un caso realmente complejo. El ovetense Víctor Armando Cuartas fue condenado en 2015 por la sección segunda de la Audiencia Provincial de Asturias por violar a su hija entre 1983 y 1996, desde que ella tenía tres o cuatro años hasta que casi alcanzó la mayoría de edad. Ella intentó denunciar con quince años, pero no le hicieron caso ni la Policía Nacional ni su propia madre. Años después, logró arrancar a su padre una confesión durante una conversación telefónica y no dudó en denunciarle. El caso estuvo a punto de malograrse porque rozaba prescripción. Pero finalmente el hombre, que tenía entonces 66 años, fue condenado a la pena mínima, ocho años de prisión. El motivo: había transcurrido el 90 por ciento del tiempo para que el delito prescribiese, esto es, por la tardanza en la denuncia, presentada en 2011. El Supremo ratificó un año después la condena, momento en el que el hombre ingresó en prisión.
Violencia contra las mujeres
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Víctor Armando Cuartas, durante el juicio.
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