Reforma horaria

Levantarse a las siete, comer a las cuatro y entrenar a las nueve: urge cambiar el horario de los adolescentes

Científicos, consultores y familias estiman que los jóvenes se despiertan demasiado pronto, comen muy tarde y duermen poco por el uso del móvil y las extraescolares intempestivas

Estos hábitos pueden favorecer el estrés y la aparición de enfermedades físicas y mentales

Un adolescente se despierta. / MANU MITRU

Xavier, alumno de primero de Bachillerato, se despierta cada día sobre las siete de la mañana. Tras apurar un vaso de leche con cereales, se va a grandes zancadas al instituto, que empieza a las ocho y media. Seis horas y media de clase más tarde -"una pesadez", dice- vuelve a casa con un agujero en el estómago. Ha devorado un bocadillo, sí, a media mañana. "Pero comer casi a las cuatro es demasiado tarde", se queja. Dos tardes a la semana encadena la digestión con las clases de inglés y los deberes, y otras tres acaba el entreno de fútbol pasadas las nueve de la noche. Si en una cosa hay consenso sobre la adolescencia, más allá de sus hogueras emocionales, es que sus horarios son "una locura", "antinaturales", "intempestivos" y "perjudiciales".