Nueva regulación

Las claves de la ley de bienestar animal que se ha aprobado definitivamente

La norma persigue el abandono, el maltrato y el sacrificio cero, para lo cual acota la cría de mascotas y obliga a los dueños de perros a realizar un curso

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Patricia Martín

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La ley de protección, derechos y bienestar de los animales, que se ha aprobado definitivamente este jueves en el Congreso, ha tenido una tramitación complicada debido a que el PSOE enmendó la norma solo un mes después de que fuera aprobada por el Consejo de Ministros para excluir de su amparo a los perros de caza y al resto de animales que se usan en actividades profesionales o la ganadería, y no se ha movido ni un ápice de su posición.

Más allá del choque en torno a los animales de caza, la norma, que entrará en vigor dentro de seis meses, busca el "abandono, maltrato y sacrificio cero" y se ceñirá a las mascotas y los animales del entorno urbano, porque desde el inicio se dejó fuera a los toros, los animales de producción y experimentación, que se rigen por normativas específicas.

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Estos son los puntos más novedosos que finalmente incluirá la controvertida ley,

La norma establece que los propietarios de mascotas deberán “mantenerlos integrados en el núcleo familiar, en buen estado de salud e higiene”. No podrán dejarlos en terrazas, balcones, patios o sótanos, ni en vehículos cerrados o atados a las puertas de un establecimiento sin supervisión. Tampoco podrán deambular por espacios públicos sin alguien que los vigile. Y los animales que, por razones de bienestar, tamaño o características de su especie, no puedan convivir en el núcleo familiar, deberán disponer de un alojamiento adecuado, con habitáculos acordes a sus dimensiones y que los protejan de las inclemencias del tiempo, en buenas condiciones de esmero y pulcritud.

Los dueños de los perros deberán realizar un curso formativo, “con el objetivo de facilitar una correcta tenencia responsable”. Asimismo, la ley establece que un animal de compañía no podrá estar solo tres días consecutivos y, en el caso de los perros, el plazo no podrá ser superior a 24 horas. Asimismo, insta a "evitar que los animales depositen sus excrementos y orines en lugares de paso habitual de otras personas, como fachadas, puertas o entradas a establecimientos, procediendo en todo caso a la retirada o limpieza de aquéllos con productos biodegradables". 

La ley prohíbe el sacrificio de animales de compañía, "salvo por motivos de seguridad de las personas o animales o de la existencia de un riesgo para la salud pública". Catalunya y Madrid ya tienen legislaciones que impiden el sacrificio pero en el resto de autonomías se permite si los refugios de animales no tienen más sitio o por otras circunstancias. La norma busca, por tanto, servir de paraguas común y prohibir esta práctica en toda España.

La ley persigue también el "abandono cero", para lo cual se prevé que todas las mascotas estén identificadas y que la cría tenga que efectuarse por "criadores registrados", con mecanismos de supervisión veterinaria, para tratar de conseguir que se realice "de forma responsable y moderada". No obstante, en el anteproyecto aprobado por el Consejo de Ministros en febrero se incluía que todos los propietarios de animales que habitualmente vivan en espacios abiertos y se relacionen con otros de la misma especie sean esterilizados. Pero finalmente la ley aprobada solo obliga a la esterilización de los gatos, no de los perros.

Para evitar compras no meditadas que luego acaban en el abandono de mascotas y favorecer la adopción de animales, la ley impide que las tiendas vendan perros, gatos y hurones. El anteproyecto inicial prohibía a estos establecimientos la comercialización de cualquier ser vivo excepto peces pero finalmente se les permitirá vender también aves, tortugas o reptiles. Según los animalistas, las presiones de las tiendas de mascotas han provocado que se flexibilice la prohibición inicial.

La ley prohíbe los circos con animales salvajes, así como las peleas y riñas de animales, el tiro al pichón y el tiro al tubo. También se impide usar pinchos, collares y otros similares que ahorquen a los animales o aparatos eléctricos que les causen sufrimiento. Y, para evitar el sufrimiento animal en romerías, cabalgatas o procesiones, los animales no podrán estar inmovilizados ni usarse cuando haya un exceso de temperaturas o se utilicen elementos pirotécnicos.

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