Los vulnerables

Una familia desahuciada sufre el triple de problemas de salud

Un estudio de la Agència de Salut Pública de Barcelona subraya el aumento de casos de depresión entre adultos que no pueden afrontar el pago de sus deudas

El caso de Olga Fernández, una mujer que teme encender el ventilador en la ola de calor, ilustra la situación: "Tiemblo al pensar en la factura de la luz"

Olga Fernández, víctima de pobreza energética / ELISENDA PONS

Olga Fernández ha dejado de comer. Ahora, solo desayuna y cena. Y nada de productos frescos. "Es que con lo que han subido los precios no me da para tanto. Yo, como máximo, me puedo gastar 50 euros a la semana en comida", dice esta víctima de todas las pobrezas. Hace cinco años que perdió el empleo. No puede pagar los recibos de luz, está pendiente de un desalojo y trata de sobrevivir con una ayuda de 600 euros mensuales. Tiembla solo de pensar en encender el ventilador. "Si ya me lo dicen, que si sigo así me puede dar un patatús... ¿Qué voy a hacer? No tengo dinero para pagarlo todo", sigue. Su relato explica a la perfección los datos que este jueves han presentado la Agència de Salut Pública de Barcelona, junto con la Plataforma de Afectados por la Hipotecca (PAH), la Aliança contra la Pobresa Energètica (APE) y el Observatori de Drets Socials i Cultutals (DESC). Las familias atendidas por estas oenegés registran un 50% de depresión (45 puntos más que la media), 75% de malestar psicológico (60 puntos más) y en el caso de los niños, sufren tres veces más malestar físico y emocional que el resto. "Es que así no se puede vivir", resume Fernández.