"Solo me quedan unos gayumbos, los tejanos y un jersey. Es lo único que tengo", dice derrumbado Jordi Vilalta, vecino de la urbanización River Park, en el municipio de El Pont de Vilomara y Rocafort (Bages). Su casa está completamente destruida. El techo está hundido. Las vigas de hierro, deformadas por el calor. Las paredes, trinchadas. Cenizas por todas partes. Vilalta lleva dos días durmiendo en un coche y ahora le han prestado una furgoneta. "Estoy desolado", admite el hombre, en pleno estado de shock. Como él, los vecinos de la urbanización más afectada del incendio del Bages han podido hoy regresar a sus casas y digerir los desperfectos que ha dejado la lengua de fuego. "Al menos estamos vivos", se resignan algunos.
Verano al rojo vivo
"Solo vemos desolación": los vecinos del Bages en las ruinas de la urbanización diezmada por el incendio
Manchados de azufre y cenizas, los más afectados recogen los pocos electrodomésticos que siguen en pie y tratan de conformarse con lo que les queda: "almenos estamos vivos"
Entre llantos y suspiros, los vecinos de la urbanización más afectada por el incendio del Bages regresan a sus casas para evaluar los efectos del fuego
Jordi Vilalta acaricia a su perro entre los escombros de lo que era su casa en la urbanización de River Park /
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