El robot avanza con sigilo y se detiene cuando detecta un obstáculo. Entonces, porque el destino lo tiene marcado a fuego, busca una alternativa viable para llegar a unas coordenadas predeterminadas. Y sigue su camino, sin prisa pero sin pausa, hasta que llega a su objetivo, abre una compuerta y el interesado recoge el paquete con su teléfono móvil mediante. Quiere ser la furgo de reparto del futuro, pero eléctrica, autónoma, sostenible. Todo bien. Pero navega, y ya veremos hasta cuándo, en un limbo normativo que obliga a mantenerlo en un cierto barbecho. La tecnología ya está aquí, pero toda esta programación carece de marco legal. Y lo más importante: está por ver si tiene encaje en la ciudad contemporánea, en sus hábitos, sus costumbres. Que le pregunten a la bici y al patinete cómo es eso de ser el nuevo en la selva de la calle.
Proyecto del EIT Urban Mobility
Así será el reparto de mercancías en el futuro
Los robots autónomos ya están listos para distribuir paquetes por las ciudades, pero antes deben adaptarse las normativas para definir por dónde pueden circular y en qué condiciones
El robot iniciará en junio una prueba piloto en un mercado de Esplugues de Llobregat
Puede alcanzar los 25 km/h y cargar hasta 100 kilos en distintos compartimentos
El robot que ha salido de la factoría UPC y el ’hub’ Carnet, el pasado lunes, en Esplugues de Llobregat /
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