Durante las batallas laborales es habitual que los carteles y pancartas de los sindicatos ridiculicen a la parte contraria. En el caso de la huelga en la educación, el 'conseller' Josep González Cambray es un Pinocho en manos del 'president' Geppetto Aragonès, o una versión 'nostrada' del gato cósmico Doraemon (Cambraemon, en este caso...). Pero estamos ante un gremio al que hay que reconocerle creatividad, ingenio, buenas ideas. Y en todo eso, uno de los que suele despuntar es el Instituto Maragall de Barcelona, situado en la pacífica esquina de Enric Granados con Provença, que a la hora de la manifestación de profes a mediodía del martes era un Vietnam de coches y motos tratando de encontrar una calle para cruzar la Diagonal. Las paredes de este centro educativo son de pizarra, y este martes han aparecido con un lienzo-resumen de lo que, según los profesores, acontece y adolece en la enseñanza catalana. En la guerra por ganar el relato, el arte, más que el descaro, siempre es buena compañía.
Paro en la educación catalana
Instituto Maragall: la expresión artística de la huelga de maestros
Profesores de un centro educativo de Barcelona maridan arte y reivindicación en la pared de pizarra de la fachada
Recurren a obras de Delacroix, Munch o Picasso para defender asignaturas en peligro y reclamar más plantilla y ratios asumibles
’El grito’ de Munch, en versión huelga educativa, en el Institut Maragall de Barcelona /
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