Carrera, máster y doctorado no le valen a Iñaki Lacomba para darse el lujo de vivir solo en un piso. Es uno de tantos de su generación. Salvo una persona, todo su entorno comparte piso porque no puede permitirse un alquiler pese a tener un trabajo. Son trabajadores pobres. Él gana 1.200 euros con un contrato de doctorado en Fisabio, y paga 800 euros de alquiler en un piso en València. Entre cuatro son 200 euros, de otra forma no podría vivir.
Precariedad juvenil
Jóvenes con trabajo pero en pisos compartidos: "El bono al alquiler ayuda pero es un parche, deberían regular los precios"
Iñaki, Carmen y María José han conseguido un trabajo después de haber estudiado una carrera, máster y hasta doctorado, pero ninguno de ellos gana lo suficiente como para dejar de pagar por una habitación
ñaki Lacomba en el comedor de su piso en València, compartido porque no puede vivir solo pese a que trabaja.
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