Educación

Escuela inclusiva: la diabetes o la diferencia entre ir o no ir de excursión

Martina tiene 5 años y su nivel de azúcar es una montaña rusa asintomática que requiere de un control constante. No puede participar de las actividades fuera del cole porque ya no disponen de un acompañante experto en la enfermedad que pueda atenderla

Martina posa en su habitación, en su casa de Santa Perpètua de Mogoda / Anna Mas

Ana prefiere hablar a través del teléfono fijo para dejar la línea del móvil libre, porque ese es el número al que llaman desde la escuela si su hija, Martina, de 5 años, tiene algún problema con la diabetes que le fue diagnosticada dos semanas después de haber empezado P3. Dejó de trabajar para centrarse en la pequeña, cuyo nivel de glucosa es una auténtica montaña rusa, con el añadido de que es asintomática, con lo que puede estar corriendo por el patio con el azúcar por los suelos sin darse cuenta. Esta madre expone cosas "de sentido común", situaciones de "mundo al revés", de "tener que estar pidiendo clemencia por algo tan simple como conseguir que pueda ir de excursión". La diabetes es una mochila que pesa mucho, por los aparatos, las tiras reactivas, los hidratos de absorción rápida y lenta; pero también, al parecer, por la falta de recursos para que estos niños tengan una etapa educativa lo más normal posible, sobre todo cuando todavía no son autónomos.