El 5 de de julio de 2016, Vanessa Miralles, de 42 años, fue a trabajar como cada día a la oficina de la desaparecida Caixa Catalunya en el número 59 de la calle Ganduxer de Barcelona. Sobre las 11.20 de la mañana, irrumpió en la sucursal Eduardo Basug Ganasao. Armado con un cuchillo se introdujo en el despacho de la subdirectora y le apuñaló, dejándola gravemente herida. La mujer falleció en el Hospital Clínic. Horas antes, el asesino había acabado con la vida de un amigo, también de origen filipino, que trabajaba como él de mayordomo. Después, se suicidó. Este viernes en un juzgado social de la Ciutat de la Justícia de Barcelona se rememorará el crimen.
En Barcelona
Un banco irá a juicio porque un cliente asesinó a una empleada
La familia de la víctima considera que los trabajadores de la sucursal de la calle de Ganduxer no disponían de las medidas de protección necesarias
La oficina de CatalunyaCaixa, tras el asesinato ocurrido en julio del 2016 / Elisenda Pons /
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