A Lluc le encanta aprender, que le cuenten cosas, escuchar. Es un niño curioso, como suelen ser los chavales de su edad. Le habría encantado empezar el cole desde el primer día pero no pudo ser. Y parece mentira, porque la lógica invita a pensar que precisamente Lluc debería ser el primero en ser atendido por el sistema público de educación. Nació hace ocho años con una miopatía miotubular, y eso significa que pasa buena parte del día en una cama, con asistencia mecánica para respirar, sin poder hablar, sin poder girarse sobre sí mismo, con una dependencia absoluta. Y, afortunadamente, con unos padres, Glòria y Àlex, que apartaron de un manotazo todo lo demás para dedicarse a su hijo. Finalmente pudo empezar las clases el 28 de septiembre, dos semanas después del resto. Dos horas al día de lunes a jueves con una maestra; algunas veces en casa y otras por videoconferencia. Fue un buen día para Lluc. Pero todo es demasiado complicado.
Educación inclusiva
La odisea para ir al cole de Lluc, un niño con miopatía miotubular
Los padres del menor han conseguido, sin ayuda de la Administración, que el niño no se quede atrás pese a que su dependencia es absoluta
Glòria y Àlex, junto a su hijo Lluc, de 8 años, en el jardín de su casa de Manlleu /
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