La Nasa llevaba cuatro décadas sin diseñar trajes. Los utilizados en la Estación Espacial Internacional deberían haber sido jubilados hace más de 25 años. Son costosos de mantener. Tampoco se ajustan a todos los cuerpos. Creados en un momento en el que los astronautas eran siempre hombres, no estaban preparados para los nuevos tiempos. En 2019, por ejemplo, Anne McClain canceló su viaje, que iba a ser el primer paseo espacial llevado a cabo solo por dos mujeres, porque el traje le venía demasiado grande. Había muchas esperanzas depositadas en el nuevo modelo, llamado xEMU, cuyo coste es de cerca de 425 millones de euros por unidad: mejor adaptado a las temperaturas extremas, más autónomo, más cómodo para que su usuario pueda inclinarse, ponerse en cuclillas y caminar. Todavía las hay. Pero el proyecto no está saliendo como se esperaba.
La nueva carrera espacial
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El interés por el astro se ha multiplicado desde que se descubrió que albergaba agua
Buzz Aldrin,tripulante del Apolo XI,en la la Luna. /
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