En la residencia Bertran Oriola, en el barrio de la Barceloneta, el reguero de muertes empezaron el 6 de abril de 2020. A finales de mayo se contaban 42 fallecimientos de residentes. Una de ellas, la madre de Enriqueta López. "Mi madre murió porque se atragantó con la comida: otros murieron llagados, deshidratados... Murieron porque no había personal que les atendiera, por dejación de funciones", explica la hija. Ella, como tantos otros familiares, piden explicaciones a los políticos, necesitan saber qué ocurrió dentro de los centros y por qué. Esperan que su dolor, al menos, sirva porque una hecatombe de estas características no se vuelva a repetir jamás. "Es una vergüenza democrática, con todas las letras, que el Parlament no quiera investigar qué es lo que sucedió allí dentro", exclama María José Carcelén, portavoz de la coordinadora de residencias 5+1, que agrupa muchos familiares de alrededor de Catalunya.
"Es una vergüenza democrática": los familiares lamentan el posible cierre de la investigación de los geriátricos
Palabras como desprecio, desfachatez, indignidad, cinismo o engaño resuenan en las conversaciones con los familiares al referirse a la clase política que ahora apunta para dar carpetazo al asunto. Piden transparencia para evitar otra situación como la de la primavera de 2020 y afirman que conocer esta desgraciada noticia de EL PERIÓDICO agrava aún más su dolor.
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