Una de las condiciones esenciales de los héroes que vienen a salvarnos es que se hacen esperar. El héroe por definición es alguien que al principio está ausente, que todo el mundo espera, y que cuando aparece lo hace de forma grandilocuente, emergiendo del agua o saliendo de detrás de una montaña o bien desmarcándose de la masa y subrayando su condición de especial. La mascarilla pertenece a esta estirpe, toda vez que en su génesis más reciente fue un bien escaso, objeto de deseo de básicamente toda una humanidad, aquello por lo que todos preguntaban en las esquinas y sobre lo que circulaba el tipo de información que subrayaba su importancia: “¿Necesitas mascarillas? Conozco a un importador que…”
Un objeto simbólico
Historia no oficial de la mascarilla
El adminículo que la pandemia ha convertido en cotidiano y universal empieza su progresiva retirada hacia el cajón del que emergerá dentro de un tiempo cargado de pasado. Merece un panegírico el objeto convertido en símbolo de un tiempo trágico y extraño cuya accidentada trayectoria tiene parangón con las historias de aquellos héroes que venían para salvarnos
Gente con mascarillas en una estación de metro de Barcelona. /
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