Frustración entre los activistas

El suicida del desahucio de Sants estaba solo y llevaba 3 años sin empleo

  • Segundo estaba atendido por Cáritas y por los servicios sociales de Barcelona pero no había contactado con la PAH y su pareja vive a miles de kilómetros

  • Para pagar un alquiler de 800 euros había realquilado habitaciones a inquilinos como una mujer que este martes ha sabido por la prensa lo ocurrido

Patio interior de la vivienda en Sants por el que se suicidó Segundo. / GUILLEM SÁNCHEZ

En la alfombrilla de la entrada del piso del hombre que ayer lunes se suicidó cuando iba a ser desahuciado hay una inscripción. Pone 'home'. Un día después, la palabra cobra un significado extraño: Segundo Fuentes, un ecuatoriano de 58 años que llevaba más de veinte en España, se quitó la vida porque estaba a punto de quedarse sin casa. Vivía junto a su perro y llevaba tres años en el paro. Su mujer residía en su Ecuador natal y no tenía ganas de regresar a Barcelona. Y cuando comenzó el proceso judicial que acabó ordenando que se devolviera el piso a su propietario, una pareja de vecinos de Sants que se había mudado a otro domicilio cercano y que había denunciado a Segundo porque no pagaba el alquiler, no dijo nada. No acudió a ningún grupo de apoyo de activistas antidesahucios. "Nos sentimos frustrados", reconoce Lucía Delgado, portavoz de la PAH de Barcelona. "Participar en plataformas de apoyo con personas que han pasado por lo mismo es clave. Si no, el sentimiento de soledad y desesperación puede derivar en conductas autodestructivas, como desgraciadamente ha ocurrido", explica Laia Farràs, psicóloga especializada. Ayer, Segundo, cuando la comitiva judicial llamó a su puerta, pidió "un momento" antes de abrir y se lanzó por el patio de luces.