El alcohol al volante

Tres historias: ¿Por qué las víctimas de tráfico son víctimas de segunda?

  • Familiares de personas fallecidas en accidentes viales denuncian la falta de apoyo legal y psicológico que reciben por parte de las instituciones

  • “Las víctimas de tráfico son las grandes olvidadas”, admite Bartolomé Vargas, fiscal coordinador de Seguridad Vial

 Laura Herrera, María José Jiménez y Mónica Castillo, víctimas de tráfico.

La familia de Ana Herrera, fallecida en 2018 después de que un conductor ebrio se empotrara contra su coche en una recta, tuvo que pasar varios días en el tanatorio. El cuerpo formaba parte de la investigación; el entierro debía esperar. Cada vez que la familia salía o volvía a su casa, pasaba por el lugar del siniestro. Los rastros continuaban allí tirados, perfectamente visibles, tan solo apartados a un lado de la carretera: trozos de los dos vehículos, gasas ensangrentadas, viales de morfina, juguetes y libros con los que Ana solía entretener a su hija, que entonces tenía dos años. “Era insoportable”, explica Laura Herrera, la hermana. Llamó a la Dirección General de Tráfico para pedir que lo limpiaran, pero pasaba el tiempo y todo seguía allí. Al final, una semana después del choque, Herrera decidió ir ella misma, con unos sacos. Quitó lo que pudo.