Desde que estalló la pandemia los aeropuertos se ha transformado totalmente. Las escenas de pasillos vacíos, áreas clausuradas, negocios cerrados y accesos restringidos, solo para pasajeros con tarjeta de embarque, se alternan con picos en los que los viajeros se agolpan en colas interminables con papeles en manos unos, otros rellenando formularios en sus móviles y mostrando QR correspondientes a los controles sanitarios que se han impuesto por la pandemia. Basta caer en la cuenta de cuántas imágenes similares hemos visto o protagonizado llegando a Son Sant Joan.
Turismo en verano
Caos en el aeropuerto de Palma: el tiempo de espera se duplica
La IATA advierte de la situación, solo con un 30 % del tráfico precovid
Aglomeración, en plena pandemia, en Son Sant Joan, el fin de semana pasado. /
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