"Ahora estoy un poco más tranquila, pero a veces tengo miedo", asume Lidia Abòs. Tiene 81 años y vive sola en un piso de alquiler de Badalona. Tiene miedo a dejar la olla al fuego y no enterarse, a intoxicarse de humo si una estufa prende con una manta, a que un día se caiga en casa y nadie la pueda socorrer. Ninguna administración sabe cuántos ancianos murieron solos en casa sin que nadie se enterara, aunque se trata de un drama que los profesionales ven a diario. Ante esta evidente falta de medios en detección, la Diputación de Barcelona ha iniciado un plan para que la tecnología ayude a evitar accidentes y se salven miles de vidas en Catalunya.
El futuro del modelo de dependencia
El aislamiento, una trampa mortal para los ancianos
La mitad de muertos en incendios en hogares catalanes tenían más de 65 años
El servicio de la teleasistencia, nacido en 2005, se vuelve imprescindible para detectar alertas sanitarias y de seguridad
Cada dos días un anciano muere a causa de una caída accidental en Catalunya
Lidia Abòs, revisa el funcionamiento del detector de humos, junto a una técnica de la teleasistencia de la Diputación de Barcelona. /
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