Atrapada en un carrusel burocrático

La lucha de una madre para que la anorexia infantil entre en la sanidad pública

  • Núria Busquet ve cómo su hija de 13 años se deteriora física y psicológicamente sin que el sistema hospitalario consiga darle una atención integral y personalizada

Núria Busquets, en su casa de Cardedeu. / Anna Mas

Cuando el coronavirus empezaba a dar sus primeros latigazos, Núria Busquet, traductora y escritora residente en Cardedeu, observó comportamientos extraños en la mayor de sus hijas, de 12 años. Ella y el padre de la niña lidiaron la situación como pudieron. La angustia pandémica y el encerramiento domiciliario infantil a cal y canto no contribuyeron precisamente a mejorar su estado. Pasaron los meses y todo fue a peor. En agosto, la familia tocó techo al constatar que la cría estaba desarrollando un grave trastorno alimentario. Apenas comía. Su salud física y psicológica estaban en juego. Había llegado la hora de pedir ayuda a la sanidad pública.