Joan Planes (91 años) sufre una patología pulmonar que desde hace 3 años le impide salir de casa. Es uno de los pacientes crónicos de Cabrils. En su historial figuran también un ictus, un infarto, un cáncer de piel, una operación de colon y problemas de próstata. Su mujer, Mercè Font (92), era la que se ocupaba de gestionar las visitas. Ahora lo tiene complicado. “Antes iba al consultorio andando. Y nuestro médico le pasaba visita en casa. No conduzco y cuesta mucho que te cojan el teléfono en Vilassar de Dalt”. Desde octubre, cuando pasó por última vez su médico de cabecera, no ha pasado ningún profesional a visitar a Joan. ”Nadie lo controla”, apunta su esposa. “Nos tienen abandonados. Cuando sean viejos como nosotros me gustaría que se encontraran en esta situación. A ver qué hacían”, añade molesta. “Enfadados es poco. Sería otra palabra mucho más gruesa la que diría”, concluye Joan.
Un año del estado de alarma
“Cuando sean viejos como nosotros, a ver qué hacen”
Mercè Font y Joan Planes, en su casa de Cabrils. /
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