Odilo Fernández dedicó tantos años a fundir oro y platino en el taller del negocio familiar de la calle de la Paz –El Cronómetro 1928–, a engarzar gemas de ensueño o a fabricar pieza a pieza los relojes de pulsera y pared que ayudaron a medir el paso del tiempo a varias generaciones de ourensanos, que se le ha olvidado mirar la hora de jubilarse. Más bien no ha querido ni mirarla.
Una vida de trabajo
95 años y sigue cotizando como autónomo
El veterano joyero gallego Odilo Fernández sigue sin jubilarse tras una vida dedicada su establecimiento, El Cronómetro 1928
Odilo, a las puertas de El Cronómetro 1928, acompañados de sus hijos, Odilo y María Concepción /
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