Marta, una mujer de 41 años con un 33% de discapacidad intelectual, vivió dos semanas como esclava sexual. Un hombre la manipuló y la amenazó con un bate de béisbol para luego agredirla física y sexualmente. Como este, hay cientos de casos similares que jamás han sido juzgados ante un tribunal. La dificultad de relatar los abusos por parte de las personas con discapacidad intelectual hace que el testimonio de las víctimas no tenga la suficiente coherencia ni credibilidad ante los jueces. Pero con Marta va a ser distinto. Sus agresores serán juzgados ante la Audiencia Provincial de Barcelona. La razón tiene tan solo cinco letras: UAVDI. Marta ha contado con el apoyo de la Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual, un proyecto único en Catalunya que aún no cuenta con un apoyo financiero de la administración.
Colectivos vulnerables
Nace un servicio para acabar con los abusos contra los discapacitados
La fundación Catalonia crea una unidad que asesora a las personas con discapacidad intelectual para denunciar abusos sexuales, físicos y extorsión económica
Hasta ahora la mayoría de agresores salen impunes por la dificultad de dar credibilidad al relato de las víctimas
"Se pensaban que como era la tontita del pueblo podrían hacer lo que quisieran conmigo", relata una mujer que fue secuestrada y esclavizada durante dos semanas
Marta (nombre ficticio) en su habitación de la residencia donde vive junto a otras personas con discapacidad intelectual.
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