Mascarillas no homologadas o mal puestas, con bragas de cuello como salvoconducto para no ser multado, convoyes llenos sin distancia de seguridad, gente bajándose la mascarilla para comer, beber agua o para hablar por teléfono son algunas de las imágenes que se repiten demasiado a menudo en el transporte público desde que se inició la pandemia. Las críticas por las medidas de seguridad implantadas en estos desplazamientos han sido objeto de debate, sobre todo en los trayectos de larga distancia, donde se pueden superar las dos horas en un espacio cerrado. A pesar de que la mayoría de la población cumple las normas, las conductas de riesgo son más habituales de lo que parece.
Problemas de movilidad
Viajes de larga distancia: cuando el covid va en el asiento de al lado
Mascarillas mal puestas, gente comiendo o bebiendo agua son algunos ejemplos de lo que se produce en los viajes de más de dos horas
Se permite la ocupación del 100% en autobuses y trenes. En Alsa, además, puedes pagar un sumplemento para bloquear el asiento de al lado
"El otro día por ejemplo un revisor se bajó la mascarilla para cobrar mi billete", explica la usuaria habitual de Renfe, Gemma Puig
Usuarios de Renfe, entrando en un convoy en la estación de la plaza de Catalunya, Barcelona. /
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