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Tráfico jubila el triángulo rojo

  • El motivo: el riesgo que conlleva instalar y retirar el triángulo, obligatorio desde 1999

Un conductor señaliza con un triángulo de emergencia una avería en su coche, cerca de Tarragona. / ARCHIVO

El triángulo rojo de emergencia en carretera tiene fecha de caducidad. El Ministerio de Interior, a través de la Dirección General de Tráfico, tiene previsto aprobar este primer trimestre del año –promesa de su titular Fernando Grande-Marlaska– el real decreto del auxilio en carretera, un documento en el que se regulan las condiciones en las que realizarán sus funciones los servicios de auxilio en vías públicas y que aborda cómo señalizar una emergencia.

El motivo: el riesgo que conlleva instalar y retirar el triángulo, obligatorio desde 1999 y que debe ponerse a 50 metros mínimo del coche por delante y por detrás. En la introducción al real decreto se recoge que en los años 2015 y 2016 hubo, entre los operarios de auxilio en la vía pública, 50 fallecidos, 113 heridos hospitalizados y 769 heridos no hospitalizados.

Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), explica que las cifras más recientes –la norma empezó a redactarse hace varios años– “no son tan elevadas, han mejorado, pero es cierto que se puede evitar el peligro del triángulo”. Pero avisa: “Aún no se ha aprobado ni publicado en el BOE, así que toca esperar”. Con todo, una vez pase esto, habrá tres años de plazo, hasta enero de 2024, para “jubilar” el triángulo y hacerse con la nueva luz de emergencia o dispositivo luminoso de preseñalización de peligro. Este elemento ya se encuentra homologadas como "señal V16".

Hasta que el nuevo decreto salga en el BOE el triángulo es el dispositivo de aviso que se debe usar en España. Tras su publicación, “se podrá utilizar como alternativa al mismo, y no será hasta principios de 2024 cuando sea obligatoria la luz”, aclara el presidente de AEA.

El objetivo de la Dirección de Tráfico con el cambio es “mejorar la movilidad de todos los usuarios de la vías reduciendo los tiempos de espera y retraso debido a las posibles congestiones que pueda producir un vehículo inmovilizado y siempre bajo el criterio de que una operación rápida incrementa las condiciones de seguridad del flujo circulatorio y por ello mejora de forma notable la seguridad vial”.

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