Electricidad y pobreza: cuando toca elegir entre el frío y el miedo

  • La ecuación de cómo las familias pobres pueden conectarse a la corriente eléctrica sigue hoy sin resolverse, a pesar de estar en plena ola de frío y en una pandemia mundial

Cristina García cocinando con gas butano en su vivienda del barrio de La Salut de Badalona. / ELISENDA PONS

Pasar frío o miedo. Esta es la disyuntiva a la que se tienen que enfrentar las familias que no pueden pagar los recibos de la luz, en plena escalada de los precios de la energía y en medio de una pandemia con secuelas sociales aún inciertas. No son pocas. Unos optan por apagar los chismes y abrigarse como antaño. Bien por ahorro, o bien por el temor de una deuda acumulada que no deja de sumar. Otros, se pinchan de forma fraudulenta a la corriente eléctrica, afrontando el temor a morir en incendios, como ya ha ocurrido en demasiadas ocasiones. Un temor que inunda todo el vecindario, que acaba sobrecargando la red eléctrica y que deja a otros vecinos sin luz, que a su vez acusan a las eléctricas de no mantener correctamente las instalaciones en los barrios más humildes. La rueda es perversa, y a veces difícil de entender. Pero la realidad es que son cientos de familias -no hay ni datos oficiales- que siguen pendientes de esta decisión. O el frío. O el miedo.