Angela Merkel intervino en el parlamento alemán el pasado 9 de diciembre y sus palabras conformaron algo más que un discurso. Ante los 709 diputados del Bundestag mostró una emoción desacostumbrada. No era la exaltación de la batalla política, tampoco las lágrimas de una situación insuperable. Merkel no es una gran oradora, pero su alocución pidiendo contención ante las elevadas cifras de contagios de coronavirus fue vibrante. "Con todo el dolor del corazón", apeló a las conciencias. Era el poder y, a la vez, era una ciudadana. Un cruce entre la verticalidad del cargo y la horizontalidad de la comunidad.
La lucha por la igualdad
La odisea del liderazgo femenino
Las mujeres han conquistado en 2020 mayores cuotas de poder en más espacios y han logrado avances en el mundo de la cultura y el deporte
Pero no hay lugar para la complacencia: la crisis del coronavirus ha laminado especialmente el empleo femenino
Personal sanitario del Hospital Clínic saludando a la gente que les aplaude desde la calle y balcones, a las 20h el día de Sant Jordi /
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