Las autoridades estatales han dejado marchar este martes a primera hora de la tarde a 227 migrantes de origen magrebí que se encontraban encerrados en el campamento improvisado en el muelle de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, después de que la incesante llegada de personas en las últimas jornadas haya vuelto a colapsar la capacidad de acogida de esta infraestructura temporal.
La alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, ha tratado de impedir esta decisión de las autoridades respecto a los migrantes, los cuales iban a ser aparentemente liberados por las calles de la localidad sin ningún tipo de control ni medida de seguridad, en medio de la perplejidad de la ciudadanía de Arguineguín.
Una vecina acompaña a los migrantes para que no les ocurra nada /
La razón aducida para la liberación es que han transcurrido 72 horas desde que llegaron y los liberados reúnen las condiciones para no mantenerlos retenidos en el campamento. Con esta decisión, la Delegación del Gobierno cumple con la legalidad y convierte en realidad la afirmación de Grande-Marlaska de que los migrantes no pasaban más de 72 horas en el campamento de Arguineguín.
Tras un primer momento de confusión, los magrebís se apelotonaron junto al muelle, en la calle, buscando la sombra para evitar el calor que reinaba en la zona. Sin comida, un grupo de vecinos de la localidad trataron de ayudarles, ofreciéndose como traductores y facilitándoles teléfonos móviles para contactar con sus familiares en sus países de origen.
Sin embargo, otro grupo de vecinos increpaban a los migrantes y les acusaban de estar infectadospor covid-19. Asimismo, llegaron varios coches de alquiler a la zona para llevarse a varios migrantes. De hecho, sobre las 17.30 horas, hora canaria, salió el primer autobús con migrantes rumbo a la Delegación del Gobierno, en Las Palmas de Gran Canaria, a unos 67 kilómetros de distancia.