Infancia y pobreza: el riesgo de dejar a una generación atrás

La tasa de pobreza infantil podría llegar al 35% en Catalunya a finales de año a causa de la pandemia. / Ángel Navarrete (Save the Children)

“Nuestra vida antes del coronavirus ya era difícil por las condiciones en las que estamos con mi familia –llegaron a España hace un año desde su Perú natal–. Antes era un poco más accesible tener algún trabajillo, pero ahora ha empeorado y mi marido solo trabaja días por semana, nada más”, cuenta Jennifer, que vive junto a su marido y sus dos hijos de 7 y 13 años en una habitación de un piso de 55 m² en Barcelona y que comparten con otras dos personas.  

La crisis de la Covid-19 no es igual para todos. Ni lo es, ni lo ha sido, ni lo será. La pandemia y el confinamiento ha tenido efectos para todos: para la salud, para la economía, pero para los que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad no ha hecho más que agravar aún más su día a día. Afrontar con una mínima esperanza un nuevo día depende, para personas como Jennifer, de las ayudas que reciben del Banco de Alimentos y de Save the Children.

La situación de esta familia no es aislada, sino que se repite en muchos hogares con hijos e hijas a cargo. En Catalunya, el 31% de los menores de 18 años, más de 430.900 niños y niñas, estan en riesgo de pobreza o exclusión social. Unas cifras alarmantes de la última Encuesta de Condiciones de Vida, pero que no reflejan el impacto de la pandemia en las familias más vulnerables. Si no se toman medidas adecuadas y urgentes, la pobreza puede llegar al 35% de los niños a finales de año, según un estudio de Save the Children. 

Una sociedad desarrollada como la nuestra no puede permitir que 1 de cada 3 niños y niñas viva en la pobreza. Una pobreza que es hereditaria y que vulnera los derechos humanos. Una pobreza estructural y cronificada que tiene graves implicaciones para el presente de los niños y el futuro de la sociedad. A menudo nos olvidamos que los primeros años de vida son fundamentales y condicionan el desarrollo y bienestar de los más pequeños; los niños y niñas en situación de vulnerabilidad tienen más dificultades para seguir la escuela, tienen una alimentación desequilibrada y muchas veces no cuentan con espacios seguros donde vivir. La pobreza les condena y les niega las mismas oportunidades.

El binomio infancia-pobreza tiene que romperse porque corremos el riesgo de dejar a toda una generación de niños y niñas atrás. Por eso necesitamos un compromiso político y social que ponga en el centro del debate medidas encaminadas a romper este círculo de la pobreza. Si no hacemos nada, el 80% de los niños que han nacido en una familia sin recursos serán adultos pobres.

Por eso, desde Save the Children, pedimos medidas para frenar la curva de la pobreza en Catalunya. Entre ellas, reformular la Renda Garantizada de Ciudadanía (RGC) para que favorezca a las familias con hijos a cargo en situación de pobreza severa. Además, la vivienda representa para muchas personas un cargo inalcanzable, por eso sería necesario crear un complemento de vivienda en la RGC, tomando como ejemplo la renta vasca. Asimismo, los programas de ayudas excepcionales tendrían que convertirse en abonos mensuales vía tarjetas monederos hasta que dure esta crisis para evitar así la agudización de sus circunstancias y la saturación de los servicios.

Este sábado, Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza, es necesario recordar que la pandemia de la pobreza infantil hace demasiados años que dura. Su lucha tiene que ser una prioridad y medidas como estas no son solo una cuestión de justicia social sino de eficiencia que ayudarían a miles de familias a salir adelante.