Los planes y esquemas diseñados en despachos suelen ser emboscados por realidades que no siempre saltan a la vista. Las estrategias de cribados masivos impulsadas por algunos gobiernos autonómicos para contener el virus se están encontrado con un poderoso obstáculo: la miseria. La precariedad y la economía sumergida, sin contratos ni derechos, dificultan la táctica de cribajes poblacionales en los barrios donde llegar a final de mes exige de malabares. Para un trabajador con un contrato temporal o en periodo de prácticas, o para un autónomo que cobra por servicio, o para quienes se dedican a alguno de los muchos oficios que subsisten en la economía informal, dar positivo en coronavirus puede ser mucho peor que contraer la enfermedad.
Los efectos de la pandemia
Tres de cada cuatro trabajadores en negro han perdido sus ingresos con el covid
La miseria del trabajo precario y la economía sumergida aleja a miles de personas del radar sanitario de coronavirus
Algunas fuentes calculan que estas actividades suponen un 25% del PIB español; la Agencia Tributaria lo rebajan al 11%
Alejando Puya, vive en un campamento en Barcelona, junto a montones de chatarra pendiente para vender.
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