El rebrote del coronavirus en los siete pueblos del Segrià, que hoy se volverán a confinar al fin y que ya ha saldado la vida de cuatro personas, deja algunas lecciones. Primero, que faltan más sanitarios para rastrear al virus. Y segundo, que las empresas frutícolas, sean o no orígen de los rebrotes, han sido sin duda un canal de transmisión de éste. Todo grabado porque muchas personas vulnerables se han acercado a Lleida para buscar un empleo que no han encontrado, viviendo amontonadas y de forma insalubre; o porque muchos de los que se han contagiado no podían permitirse el lujo de encerrarse.
crisis sanitaria
El Pla d'Urgell y la Noguera se blindan para frenar otro rebrote
Las comarcas del norte y el este de Lleida acogen temporeros para recolectar peras y manzanas
"Si hace falta, prohibiré que duerman en la calle", dicen varios alcaldes, que temen la llegada de desempleados
Envasado de fruta en la empresa hortofrutícola Intergolmés, en Pla d’Urgell. /
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