Hakim tenía seis años cuando dejó su familia en Castillejos (Marruecos) e ingresó en un centro de acogida de Ceuta. Sus padres habían imaginado un futuro prometedor del primogénito en España, que salvaría al hogar de la miseria. Trece años más tarde, reside en un insalubre piso ocupado de un municipio del Maresme y admite que vive de la delincuencia. "No me siento orgulloso de ser un ladrón, pero es lo único que tengo", se defiende.
CONFLICTO EN EL MARESME
"No estoy orgulloso de ser un ladrón, pero es lo único que tengo"
Jóvenes migrantes dicen haberse visto abocados a la delincuencia tras cumplir la mayoría de edad.
Las entidades sociales piden a las administraciones que afronten de una vez un problema que puede "ir a más" con la nueva crisis por la pandemia.
Un joven extutelado por la DGAIA en un piso ocupado del Maresme
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