COLECTIVOS VULNERABLES

La crisis social abierta por la pandemia recrudece la pobreza infantil

Miles de niños llevan más de dos meses encerrados en hogares angustiados por cómo llenar la nevera

Más allá de la aún abierta brecha digital, la Covid-19 descalabra un ascensor social defectuoso de origen

Un niño regresa a casa tras recoger dos bolsas de comida.  / FERRAN NADEU

Hablen con la mirada puesta en Sant Roc, La Mina, La Florida, el Raval todos coinciden en que se insiste mucho en la idea de la brecha digital, cuando la verdadera brecha, la que marca y marcará la vida de miles de niños crecidos en entornos empobrecidos, es la social. Una brecha que ya existía, siempre existió, pero que el encierro por la pandemia está incrementando de manera alarmante. "Estos días se han producido situaciones surrealistas, como enviar ordenadores a casas de niños sin electricidad". El clarificador ejemplo lo ponen Clara Maristany y Laura Casares, profesoras de P-4 y de quinto de primaria del Institut Escola Trinitat Nova. Los profesionales de este centro de máxima complejidad de la capital catalana, además de la gestión y seguimiento de las 400 tarjetas comedor de los niños becados antes del confinamiento para evitar que los reincidentes retrasos en el ingreso dejara a ninguno de sus alumnos sin un plato en la mesa, durante estas semanas, ya meses, han tramitado otras casi 150 ayudas extraordinarias. "Los cuatro euros por día y niño de la tarjeta comedor no cubren las necesidades alimentarias de toda la familia. No es solo comer, es desayunar y cenar", señala Joan Artigal, director del instituto-escuela.