NUEVO ORDEN SOCIAL

Cuidar las relaciones en la distancia

Los psicólogos proponen plantear el confinamiento como un periodo para reforzar vínculos y reflexionar sobre ellos

Un hombre juega con su hija en Madrid, el domingo 26 de abril, primer día en que se permite salir a pasear a los menores de 14 años. / EFE / MARISCAL

Si el roce hace el cariño, es tiempo de activar alternativas para seguir cuidando nuestras relaciones, de padres a hijos, y viceversa, parejas que la pandemia ha dejado en la distancia y niñas y niños que no pueden acercarse a sus amigos ni abrazar a sus abuelos, o al padre o madre.

Relaciones y distancia cuentan ahora también con las nuevas y variadas casuísticas que ha impuesto la pandemia. Tal como expone la psicóloga clínica y vocal de la Junta del Col·legi de Psicologia de Catalunya, Connie Capdevila, “la crisis por el coronavirus nos afecta de manera diferente a cada uno, por los proyectos detenidos o suspendidos, la pérdida de trabajo o de ingresos, las pérdidas de amigos o familiares, o tener un trabajo que en estos momentos genera más estrés, como serían las profesiones sanitarias”.

Parejas en sintonía

En el caso de parejas que están bien, según explica Capdevila, “se podría pensar en el confinamiento como una oportunidad para reflexionar sobre la relación y fortalecerla. ¿Cómo? Ella sugiere pautas como: establecer rutinas para mantener la conexión con videollamadas, incluso durante las comidas para compartir ese momento a distancia. También se pueden programar actividades para hacer juntos, como mirar una película, una ópera o seguir una misma lectura a la vez.

Establecer como ritual, al final del día, tomar una infusión o conectarse durante la cena para comentar cómo ha ido la jornada y hacer actividades como ordenar fotos y planificar el ocio en el tiempo libre para cuando se acabe el confinamiento son otras de las ideas para un buen confinamiento de parejas en la distancia. Se puede aprovechar la perspectiva física para revisar los puntos fuertes de la relación, “las pequeñas o no tan pequeñas cosas que hace el otro durante la convivencia que nos llegan de manera especial, que nos hacen sentir cuidados, y expresarlo concretamente, algo que no se suele hacer habitualmente. Hay que ser muy concretos. También sobre cosas que ahora, durante el confinamiento por separado, se están haciendo y son especialmente importantes para cada uno”, apunta.

Durante el confinamiento podrán darse situaciones por el estrés del momento que comporten malentendidos. Ante ello, Capdevila aconseja “mostrar empatía por el otro en lugar de mostrarse a la defensiva cuando se produzcan”. Según la experta, es momento también de identificar necesidades que habrá que poner sobre la mesa en un momento que ambas partes decidan, con tranquilidad, durante el confinamiento, o después.

Cuando hay niños, niñas o adolescentes a cargo –dice la psicóloga- “es importante dedicar un tiempo a hablar de cómo se puede implicar quien no está conviviendo en casa. Pero sobre todo, en momentos difíciles, no hay que buscar apoyo emocional de hijos e hijas”.

La distancia con niños

En el caso de padres separados que han tenido que modificar en la práctica la custodia compartida durante el confinamiento, el especialista en psicología clínica y miembro de la junta del Col·legi de Psicologia de Catalunya, Jaume Descarrega, destaca algunos conceptos imprescindibles para sobrellevar mejor la separación de unos y otros: adaptación, consenso, tolerancia y reorganización. “Lo fundamental –dice- es que prevalezca sobre todo el interés y demandas del menor, sea niño o niña, o adolescente. Y sentido común para no poner en peligro su salud física ni psíquica”, dice. “Es momento de aparcar guerras o batallas para escuchar a esos hijos y, para el que no los tenga presencialmente, asegurar el apoyo del otro adulto para facilitar al máximo el contacto a través del teléfono y las videollamadas, para no añadir a la falta de conexión física más sufrimiento”, añade.

Dadas las circunstancias, la tecnología sustituye el contacto físico, pero con los menores se puede visualizar, además, como lo hacen los deportistas en su preparación, qué haremos y con quién nos encontraremos cuando se pueda.

Las primeras salidas de los menores de 14 años ya han empezado a recortar la distancia física con los abuelos, para los que viven cerca. Saludos desde el balcón o las ventanas son el primer paso para aquellos que se añoran. “Tanto niños como personas mayores viven mucho las emociones, positivas y negativas”, apunta el psicólogo. “Todos son sentimientos normales, pero para los abuelos y abuelas, por su edad, todos estos días sin abrazar a los nietos se vive como una oportunidad de menos, por ello su visita es fundamental”, precisa.

Los abuelos necesitan sentir que sus nietos e hijos, aunque estén en la distancia, los tienen presentes. La proximidad se puede ver recortada con detalles como una llamada en la que se les explica qué se ha hecho en casa, un dibujo dedicado a ellos, y todo lo que pueda transmitirles ganas de verlos.

Esto es transitorio

“En general, recuperar todo lo vivido y pensar en lo que volverá a ser ayuda a interiorizar que vivimos una situación transitoria y que los cambios son temporales, algo que hay que hacer entender a pequeños y mayores”, indica Jaume Descarrega.

En el caso de los adolescentes, el psicólogo puntualiza la necesidad en esta etapa vital de maduración del contacto con sus propios referentes, sus iguales, quienes les ayudan a sentir el progreso a su independencia y encontrar su espacio, su mundo. Y, de nuevo, es la tecnología la que se erige como puente hacia ese único contacto posible, ahora, a distancia. Sin embargo, la situación requiere la responsabilidad compartida de padres e hijos para establecer los límites del tiempo con la tecnología, que no puede prolongarse todo el día.

Y pensando en el límite, descrito por el psicólogo, como “el elemento que estructura nuestra personalidad”. Descarrega también incide en la creatividad y la imaginación como recursos en manos de padres y adolescentes para compensar todas las ausencias e incertidumbres marcadas por la crisis sanitaria. “Hay que aprovechar la capacidad del adolescente de imaginar propuestas, y estar abiertos a cualquier iniciativa que surja y valorarla. Escuchar, compartir y acordar”.

Parejas en discordia

Pero, ¿y si la pandemia ha llegado justo en un tiempo de crisis de pareja? ¿Puede ser bueno iniciar una terapia de manera virtual? Connie Capdevila, como psicóloga clínica y mediadora de conflictos, lo recomienda. “La psicoterapia de pareja realizada por expertos puede resultar muy beneficiosa”, señala.

También ella aboga por tomar este momento como la oportunidad para reflexionar, reparar malentendidos o distancias en la relación de pareja. Para ello, Capdevila apunta diversos consejos, como reconocer o ser conscientes que cuando se está en una dinámica de conflicto, la tendencia es a ver más lo que el otro hace mal. Pero esta separación obligada del momento actual podría ser ‘terapéutica’ si se aportan los ingredientes adecuados.

Sabemos que el confinamiento afecta más a aquellos que se sienten atrapados en una relación, en cuyo caso hay que promover la parte positiva. La psicóloga sugiere empezar por una autoreflexión sobre cómo se está contribuyendo a la dinámica negativa, si se está a la defensiva, si se critica al otro, si nos mostramos hipersensibles y juzgamos. ¿Nos quejamos en lugar de hacer propuestas? ¿Mostramos empatía por lo que la otra persona hace?

Observar, ser conscientes del ambiente que genera nuestra actitud puede hacernos abrir los ojos, y saber identificar los temas que generan conflicto son, en opinión de la psicóloga, puntales para la mejora de las relaciones. Saber sacar partido a esta separación obligada para prevenir, con todo este tipo de reflexiones, escaladas dolorosas cuando lleguen los momentos de discusión puede ser también una gran fórmula alidada en este tiempo.

“Hay que saber reconocer que son unos momentos de vulnerabilidad que muy fácilmente pueden activar los botones emocionales de cada persona. Airear los sentimientos no tiene ningún efecto catártico, porque cuando se explota, aumenta la ira. Pero guardarnos lo que nos da rabia también nos hace daño y puede comportar malestar emocional, ansiedad, depresión y deseo de aislarse, por lo que conviene expresarlo de manera asertiva o contactar con un profesional de la psicología”, expone Connie Capdevila. Es momento también de pensar cada parte sus propuestas de futuro pensando en esa relación.

Amistades en la distancia

Los mensajes de Whatsapp, estándar o más personalizados, saludando, interesándose por cómo estamos, puede hacer aflorar estos días el vínculo con conocidos, amistades, gente cuyo reencuentro virtual puede llevar a sentir todo tipo de emociones. Tal como expresa la psicóloga Connie Capdevila, este momento de distancia física con los demás es también “una oportunidad para reflexionar sobre qué relaciones queremos profundizar y a cuáles de ellas dedicarles tiempo, sabiendo escuchar a esa persona”. En cualquier caso, también ahora podemos descubrir la necesidad de ayuda psicológica para llevar mejor cualquier tipo de relación. Como ella apunta, “frente a un tema no resuelto emocionalmente, habría que buscar ayuda profesional.

A aquellos familiares o amistades a quienes la pandemia ha dejado en la distancia internacional, también las videollamadas salvan los kilómetros. Pero es importante, además de ese contacto diario, “tener también maneras de contactar con personas de su entorno y saber que nuestros seres queridos cuentan con el apoyo de esas personas más próximas físicamente. Son herramientas de tranquilidad para los de aquí y los de allá”, concluye la psicóloga clínica y secretaria de la Junta del Col·legi de Psicologia de Catalunya, Teresa Moratalla.