Esta madrugada se ha realizado en València la cremà de las grandes Fallas que permanecían plantadas en la ciudad porque no habían podido ser retiradas a los pabellones de Feria Valencia a la espera de que las fiestas, suspendidas por la crisis del coronavirus, puedan celebrarse finalmente entre el 15 y el 19 de julio, tal y como se ha pactado entre el consistorio y los falleros.
Entre los monumentos que han ardido está el de la Plaza del Ayuntamiento, que este año representaba a una enorme mujer meditando y era un diseño del artista urbano Escif. Pero el consistorio ha aceptado la idea del grafitero de 'indultar' de las llamas a la cabeza de la mujer, a la que se le puso una mascarilla el día en el que se suspendieron las fiestas.
Quedará así bien guardada o bien en el centro de la Plaza "como símbolo de esperanza", según ha destacado Escif, que premonitoriamente llamó a su monumento ‘Aço també passarà’ (Esto también pasará).
Esta inusual cremá ha ocurrido como se había anunciado oficialmente, sin aviso previo ni publicidad, con nocturnidad y sin boato. La clave era que nadie se congregara en la plaza del Ayuntamiento, el "kilómetro cero" de las Fallas, para ver cómo se quemaba el monumento más turístico y simbólico de cada año en Valencia, que paga el consistorio -este año, 205.000 euros- y no compite con las fallas de sección Especial.