Tú que tienes hijos

Pobreza infantil Save the Children / Natalia Quiroga (Save the Children)

Tú que tienes hijos, conoces bien el esfuerzo que significa criarlos. Sabes del estrés que supone compaginar el tiempo y los cuidados, con el trabajo y todas las demás dimensiones de la vida que siguen estando ahí. De la angustia que se siente cuando se enferman. De lo conmovedor que es ver sus aprendizajes, sus avances, escuchar su risa, verlos dormir, verlos crecer día a día.

Tú que tienes claro cuanta energía hay que dedicarles, y de lo cuesta arriba que se hace la crianza cuando la vida se llena de esquinas y cuestas. Cuando las horas del día no alcanzan, cuando la energía no da, cuando el presupuesto no llega, los peques siguen ahí, necesitando de ti, tanto si estás en un buen día como si no.

Tú que sabes que tener hijos es cuidarlos, protegerlos y darles lo mejor que se pueda, entenderás que cuando lo máximo que puedes no es suficiente, se siente una enorme frustración. Y desesperación. Criar a los hijos es una labor enorme y delicada, sea cual sea tu circunstancia. Pero cuando a las dificultades normales -de conciliación, por ejemplo- se le añaden dificultades económicas, se suman grandes dosis de angustia.

¿Te imaginas lo que sería para ti no tener una opción para los niños ahora que se acaba el colegio? ¿No poder permitirte pagar un campamento ni a alguien que les cuide? ¿O no poder ayudar a tus hijos con los deberes porque se los mandan en un idioma que no conoces? Y sin opción a ponerle un profesor particular o apuntarlo a una academia para que le echen una mano, porque eso cuesta un dinero que está muy por encima de lo que puedes permitirte.

¿Cómo te las apañarías si no pudieras pagar las facturas de este mes y no tuvieras ni ahorros ni a quien pedir un préstamo para poder afrontar esos gastos? ¿O si tuvieras que decir a tus hijos “no se puede, no hay dinero” cada vez que te piden ir al cine?

Así es la vida cotidiana de los padres y madres de 2.610.370 niños y niñas que están en situación de pobreza en España, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida que publica el INE. Así crece el 31,3% de niños y niñas, lidiando con la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades, y escuchando un montón de “no se puede, no hay dinero” día a día.  En Catalunya, la pobreza infantil ha crecido un 10% en un año. 385.600 niños y niñas viven en situación de pobreza.

Para los padres y madres de estos hijos, las dificultades normales se multiplican. Vivir en la pobreza es vivir en un estado de emergencia constante, es no tener margen de maniobra cuando surgen contratiempos y, como tú bien sabes, cuando se tienen niños los contratiempos no faltan. El 37,3% de los hogares en España, de hecho, no tiene capacidad económica para afrontar imprevistos.

Los datos este año experimentan una mejoría con respecto al año anterior, lo cual era esperable y, por cierto, una buena noticia. Pero no debemos olvidar que mejorar no es igual que estar bien. Si a un enfermo la fiebre le baja un grado, debemos valorar positivamente la mejoría, pero si estaba a 40°, no sería razonable declararlo sano. Las tasas de pobreza y exclusión en España han mejorado, pero están muy lejos de estar bien.

La lucha contra la pobreza infantil es uno de los grandes retos de España, no sólo por su extensión, sino también por la gravedad de sus consecuencias; crecer en pobreza afecta no sólo la situación presente de esos 2.610.370 niños y niñas, sino que también repercutirá sobre su futuro. En la situación de estos niños se juega no sólo la sociedad que somos sino también la que seremos. No les afecta a esas familias solamente, nos afecta a todos. Todos estamos renunciando a lo que esos niños podrían aportar si hubieran tenido opciones de desarrollar sus talentos en la misma medida que los niños con mejores condiciones de vida.

La situación de esos niños y niñas es responsabilidad nuestra, la de todos. La tuya también.