problemática social

Doblemente desahuciados: suicidios por perder la vivienda

Los suicidios a causa de lanzamientos eran más frecuentes al inicio de la crisis, pero siguen ocurriendo

El caso de Amaia Egaña, que se tiró de la ventana en Barakaldo en el 2012, hizo despertar a España

Manifestación por el suicidio de Amaia Egaña, el 2012 en Barakaldo (Vizcaya). / Miguel Toña (EFE)

El de este jueves en Cornellà de Llobregat (Barcelona) no ha sido, por desgracia, el primer suicidio generado con un inminente desahucio. Ha habido otros muchos, sobre todo años atrás, con el estallido de la crisis hipotecaria. En el 2013, un hombre de 40 años apareció ahorcado en su vivienda de la calle del Rosselló, en el Eixample. Su cuerpo fue encontrado por la comitiva judicial que iba a desalojarlo por impago del alquiler. 

Ese mismo año un matrimonio de jubilados, en Calvià (Mallorca), se quitó la vida después de recibir el aviso de que iban a ser desahuciados de su domicilio, también por impago. Lo dejaron todo escrito en una carta. Los cuerpos de la pareja fueron encontrados por uno de los hijos. 

También en el 2013, una mujer con seis hijos se suicidó en el barrio madrileño de Carabanchel tras recibir una notificación de desahucio. Tenía una deuda de 900 euros.

Pero el caso que sin duda hizo a España abrir los ojos ante el drama de los desahucios, fue el de Amaia Egaña, exconcejala socialista de 53 años que en el 2012 se arrojó de un cuarto piso en Barakaldo (Vizcaya) antes de ser desahuciada. Miles de personas salieron entonces a las calles para mostrar su indignación y la sociedad comenzó a tomar conciencia de esta realidad.  

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