polémica en las fiestas

Pamplona lucha contra la lacra de las agresiones sexistas

3.500 agentes de Policía Municipal, Policía Foral, Policía Nacional y Guardia Civil vigilarán los Sanfermines

Durante los próximos nueve días llegarán a la capital navarra, con apenas 200.000 habitantes, millón y medio de visitantes

Una joven, llevada a hombros durante la celebración del chupinazo el jueves pasado. / CESAR MANSO

Los Sanfermines que han arrancado este jueves están marcados por las agresiones sexuales registradas en el 2016, incluida la violación múltiple de una joven de 18 años que se está investigando por la justicia. Este suceso, uno de los más graves que se recuerdan, se suma a la incesante oleada de denuncias de ataques y vejaciones. El pasado año fueron detenidas 18 personas, siete relacionados con agresiones sexuales y 11 por abusos, pero diversas asociaciones aseguran que muchos más casos quedan sin denunciar. Esta situación ha provocado que las instituciones navarras hayan redoblado los esfuerzos para quitar a Pamplona la etiqueta de “ciudad sin ley”.

Entre otras iniciativas, en el dispositivo de seguridad para los sanfermines de este año participan 3.500 agentes de la Policía Municipal, Policía Foral, Policía Nacional y Guardia Civil. De igual forma, se han instalado un mayor número de cámaras de seguridad de alta definición en puntos especialmente sensibles, y se ha reforzado la vigilancia con la presencia de 500 agentes de paisano, con la misión principal de impedir cualquier intento de agresión. Por el momento, en las horas iniciales de la fiesta se han podido ver las tradicionales imágenes de mujeres subidas a hombros enseñando los pechos, aunque no se han difundido fotografías como las de años anteriores en las que se producían tocamientos.

Prácticas de riesgo

Y por último, pese a las fuertes sanciones y al control de la Policía Municipal, el encierro sigue siendo el punto más peligroso, en el que más de un inconsciente intenta cada año correr en estado de embriaguez y incluso filmándose con una cámara.

Este despliegue policial, más allá de intentar evitar la comisión de ataques sexuales y de delitos comunes, también deberá controlar los principales accesos a Pamplona para evitar posibles ataques terroristas. De hecho, los Sanfermines han sido calificados con un nivel de alerta 4, idéntico al de las Fallas o la Feria de Abril, y se han colocado bolardos barreras de cemento para proteger las áreas festivas con mayor afluencia de público. Este jueves, decenas de agentes han cacheado y revisado los bolsos y mochilas de todas las personas que accedían a la plaza del ayuntamiento.

ALCOHOL Y SEXO

Los pamploneses, siguiendo la triste tónica de años anteriores, no están tranquilos. Saben de la enorme dificultad que entraña controlar a la avalancha humana que inunda la ciudad. Durante nueve días, llegan a la capital navarra, con apenas 200.000 habitantes, millón y medio de visitantes. Muchos de ellos con el propósito de sumarse a una bacanal de alcohol y sexo, atraídos por una imagen distorsionada de la fiesta que se ha difundido por todo el mundo y que va mucho más allá de los encierros.

Para contrarrestar esta publicidad indeseada, el ayuntamiento y el Gobierno de Navarra viajaron hasta Madrid hace una semana para defender, ante unos 70 medios de comunicación nacionales y extranjeros, que Pamplona es una ciudad “segura”. También solicitaron colaboración para erradicar las agresiones sexistas y reivindicar el carácter "popular y espontáneo" de los Sanfermines.

Las instituciones cuentan con el apoyo de las peñas y de otros colectivos para luchar contra la lacra de los ataques sexistas. Una de las iniciativas más destacadas de este año está representada por una mano roja de rechazo a las agresiones, un símbolo que estará también en carteles, banderolas, vasos y servilletas, y en una guía informativa editada en castellano, euskera, inglés y francés. El ayuntamiento ha desarrollado, además, tres protocolos de actuación para la policía en los casos de atención y acompañamiento a las posibles víctimas de agresiones sexuales.