REBELIÓN INTELECTUAL

Protesta con método científico

Centenares de personas se manifiestan en Barcelona a favor de más y mejor investigación

El evento forma parte de la mayor movilización global de la ciencia en la que se han implicado 500 ciudades

Acto de la Marcha por la Ciencia en Barcelona, este sábado.  / JOAN PUIG

Centenares de personas se han reunido este sábado delante del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB), en la Barceloneta, para celebrar la versión local de la Marcha de la Ciencia, la mayor manifestación global de científicos, que tiene lugar hoy en 500 ciudades de todo el mundo.

La marcha se convocó en enero en Estados Unidos protestar contra la política anticientífica del recién elegido presidente Donald Trump. Sucesivamente, iniciativas paralelas han ido floreciendo en todo el mundo, como síntoma de que este no es un problema local ni aislado. 

En Barcelona, el acto se ha concretado en un debate (seguido por talleres y monólogos científicos cómicos), en el cual se ha diseccionado con método científico el papel de la investigación en la sociedad. Además de reivindicar una mayor atención por parte de la política, algunos de los expertos han hecho autocrítica sobre la tendencia de los científicos a centrarse en escribir artículos, sin establecer un diálogo bidireccional con la ciudadanía, que siempre ha considerado la ciencia un mundo complicado y ajeno.

POLÍTICOS SIN EXPERTOS

“Antes los políticos buscaban expertos afines, ahora pretenden prescindir de los expertos”, ha afirmado Cristina Ribas, presidenta de la Asociación Catalana de Comunicación Científica y moderadora del debate. Jordí Camí, director del PRBB, ha añadido un matiz local: “Hemos hospedado el evento por convicción y por necesidad, a la vista de la pérdida de apoyo público a la ciencia por parte de todas las administraciones”.

El público del acto estaba formado sobre todo por jóvenes investigadores, pero no han faltado algunas patums de la ciencia catalana (como Joan Guinovart o Andreu Mas Colell), además de algún surfero despistado, quizás atraído por el pinchadiscos que ha puesto la banda sonora al evento, o por la barra de pizzas y cervezas disponible para todos los públicos.

La atmosfera ha sido festiva, pero las palabras en las camisetas de los participantes revelaban su espíritu: “Sin ciencia no hay futuro” o “la evolución está en nuestros genes”. Un cartel rezaban “que la Tierra vuelva a ser fresquita” (parodia del “que América vuelva a ser grande” de Trump).

¿Cuán independiente tiene que ser la ciencia?

El debate de la Marcha por la Ciencia de Barcelona ha abarcado desde el impuesto al sol a la ley del cambio climático, un fenómeno que el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en duda, para asombro de la comunidad científica. Una pregunta recurrente se ha centrado en la mayor o menor independencia de la ciencia. El catedrático de Ciencias Políticas Joan Subirats ha llamado a politizar la ciencia: en lugar de centrarse exclusivamente en publicar artículos, los científicos deberían tener en cuenta a quién beneficia y a quién daña su actuación. “La política debe tener en cuenta la ciencia, pero la ciencia tiene que estar más cerca de la sociedad”, afirmó. Pere Puigdomènech, investigador en agrigenómica, por su parte, reivindicó la autonomía de la ciencia, en nombre de su creatividad, pero coincidió en la importancia de la investigación pública.