Liberadas 21 mujeres explotadas sexualmente en Barcelona

Operación de Mossos contra un grupo criminal chino dedicado a la prostitución

La organización también traficaba con marihuana y los cuidadores vivían en las plantaciones

Las 15 mujeres explotadas podrán declarar contra sus captores.  / GUILLEM SÀNCHEZ

Golpe contra una mafia china afincada en Catalunya. Se trata de una estructura criminal dedicada a la prostitución y al tráfico de marihuana. En total se han practicado 25 detenciones -todos los arrestados son de nacionalidad china- y se ha liberado a 21 mujeres que estaban siendo explotadas sexualmente. La organización las obligaba a vender su cuerpo en burdeles clandestinos escondidos en bloques de viviendas de varias ciudades de la corona metropolitana.

La operación policial ha comenzado este lunes a las 5.30 horas, con la irrupción simultánea de agentes de los Mossos d’Esquadra en domicilios convertidos en prostíbulos y en naves industriales en las que se escondían plantaciones de marihuana cultivada con el único propósito de venderla.

Los policías han llevado a cabo registros en BarcelonaBadalonaSanta Coloma de Gramenet, L'Hospitalet de LlobregatMontcada Vilafranca del Penedès. También fuera de Catalunya, en un domicilio de Pamplona, se ha realizado una inspección que guarda relación con esta trama. 

CONDICIONES EXTREMAS

Las 21 mujeres explotadas, también ellas de origen chino, trabajaban en condiciones muy duras. Cuando los policías han entrado en los burdeles, y a pesar de que ya eran casi las seis de la madrugada, todavían estaban atendiendo a clientes

Según fuentes cercanas al caso, las mujeres ofrecían sus servicios sexuales en habitaciones de reducidas dimensiones que también usaban para dormir. Ninguna de ellas tenía su documentación en regla, una circunstancia que agudiza su indefensión dado que las convierte en víctimas más fáciles de extorsionar por parte de los explotadores. 

El Código Penal castiga con una pena de entre dos y cinco años de cárcel el uso de violencia o intimidación -o el aprovechamiento de una situación de superioridad del agresor o de vulnerabilidad de la víctima- para obligar a una persona a prostituirse.

ORGANIZACIÓN ESPECIALIZADA

Los cuidadores a cargo de las plantaciones tampoco trabajaban en condiciones sustancialmente mejores. Los policías han comprobado que vivían -y dormían- dentro de las mismas naves en las que se cultivaba la droga, ajenos al intenso -y tóxico- olor que desprendían viveros tan gigantescos. En uno de los recintos incluso ha aparecido una cocina que indica que este empleado se alimentaba sin necesidad de salir del lugar.

La investigación, todavía bajo secreto de sumario y liderada por la Unidad Central de Bandas Criminales -equipo que pertenece a la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra-, ha hallado indicios de que se trata de una organización especializada en el tráfico de marihuana. Las plantaciones estaban escondidas dentro de naves industriales perfectamente adaptadas para su cultivo y toda la producción se destinaba a la venta. 

En total, los agentes a cargo de los registros de las naves que escondían los viveros, han arrancado 14.600 plantas de marihuana. Un cómputo que no tienen en cuenta el resto de la droga intervenida y que ya ha aparecido en una fase más avanzada de la cadena de preparación, lista para ser distribuida y vendida.  

Declarar contra el explotador

El Código Penal castiga con una pena de entre dos y cinco años de cárcel el uso de violencia o intimidación para obligar a una persona a prostituirse. En las mujeres explotadas está la clave para demostrar este delito. En el 2011, los Mossos desarticularon una red criminal, también china, que había prostituido a más de 100 mujeres a las que obligaban a mantener relaciones sexuales sin preservativo y a consumir drogas para alargar su rendimiento. En el conocido como 'caso Turandot' se arrestó a un total de 39 personas. Sin embargo, la Audiencia de Barcelona terminó condenando a los jefes de la mafia únicamente por un delito de falsedad documental y de tráfico de drogas. No resultó posible que las mujeres que habían sufrido un trato tan degradante reunieran el valor de declarar contra sus maltratadores. Estas organizaciones, con tentáculos en los lugares de donde proceden las víctimas, acostumbran a comprar su silencio amenazando a los familiares de estas que siguen residiendo allí.