INCIDENTE EN LA ARRABASSADA

El motorista que acusó de agresión a un urbano desiste de llevarlo a juicio

El juez archiva el proceso judicial porque la víctima ha renunciado a continuar el proceso

La fiscalía tampoco ha planteado una acusación contra el agente, que está apartado de servicio

Marc, el joven agredido por un gaurdia urbano, tras declarar en el juzgado el pasado mes de septiembre.

El motorista presuntamente agredido por un guardia urbano de Barcelona en la carretera de la Arrabassada el pasado 15 de agosto ha desistido de continuar ejerciendo la acusación penal contra ese agente, así como contra otro que vio la escena, al no haber sufrido daños físicos. El escrito que presentó el joven precisa, no obstante, que su decisión no va en "detrimento de que los agentes deban responder disciplinariamente" por el trato impropio al que le sometieron. Al desistir de continuar la acción penal y al solicitar también el archivo la fiscalía porque considera no que ha resultado "debidamente justificada la perpetración del delito", el juez ha archivado las actuacionesEl agente agresor y un compañero que presenció los hechos sin actuar están, por ahora, apartados de empleo y sueldo.

La Unidad Deontológica de Asuntos Internos (UDAI) abrió un expediente sancionador contra los dos policías. Al considerar que la agresión podría constituir un delito contra la integridad moral del motorista, trasladó el caso a un juzgado, que imputó a los dos policías. Uno, por zarandear al afectado y el otro, por no impedirlo. El expediente administrativo, por lo tanto, quedó en ese instante paralizado. Tras el archivo del proceso judicial, la Guardia Urbana deberá resolver ahora si sanciona o no a los dos agentes, defendidos por los abogados Francisco Ruiz y Vanesa Montilla, respectivamente.

El magistrado abrió el proceso por un delito contra la integridad moral. El fiscal, sin embargo, solicitó el archivo de la causa al estimar que no se cometió delito. El juez instructor detalla en su auto, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, que, "visto del dictamen" de la fiscalía y "no existiendo acusación particular, que ha renunciado a su derecho a comparecer, es procedente sobreseer el caso. Fuentes de la familia del muchacho han asegurado que han percibido 5.000 euros de indemnización, aunque los abogados defensores de los agentes lo niegan.  

Marc, de 18 años, conducía en moto por la carretera de la Arrabassada cuando se topó con un control de la Guardia Urbana. Se asustó y, en lugar de detenerse, esquivó al agente que le dio el alto. Según recoge una cámara de la gasolinera junto a la que se había montado el control, el policía reaccionó lanzándole una patada que no llegó a alcanzarlo.

PERSECUCIÓN

Un segundo agente salió disparado para detener al infractor. Ambos se desviaron de la carretera y llegaron juntos hasta el aparcamiento de la perrera municipal ubicada en el bosque de Collserola, a unos 200 metros de la carretera. Al cabo de unos minutos, mientras el primer policía ya estaba multando a Marc, llegó el urbano al que había negado la orden de detenerse.

Imágenes grabadas

La perrera municipal de Collserola tiene una sistema de seguridad dotado con más de 10 cámaras para vigilar las jaulas donde están los canes. Pero, además, hay otras dos que enfocan a la entrada de las dependencias y el pequeño aparcamiento. Justo ahí, el motorista y el policía aparcaron los vehículos. Según personas que han visto las imágenes, uno de los guardias urbanos le propinó una patada al joven, lo que provocó que tanto él como su moto cayeran al suelo. El agente se abalanzó y lo zarandeó, amenazándolo con el puño. También lo agarró por el pelo y lo empujó con unos contenedores. Trabajadores de la perrera informaron al Ayuntamiento de Barcelona del incidente que habían registrado sus cámaras.

Los agentes han explicado que uno de ellos golpeó la motocicleta de Marc, que vehículo y conductor cayeron al suelo y que el policía le levantó el puño al joven de forma amenazante. Explican que Marc huyó a pie de aquel encuentro y que ellos terminaron de poner las multas, llamaron a la grúa y se marcharon del lugar. Admiten que «perdió los nervios» porque sintió que el motorista había estado a punto de atropellarlo.

El joven ha explicado una versión distinta. Cuando llegó el segundo policía, lo tiró al suelo, le levantó el puño y le gritó: «has estado a punto de matarme». Tras zarandearlo desde el suelo, durante unos instantes en los que él se limitó a pedirle que «no lo golpeara en la cabeza», perdió las gafas. El agente lo levantó y lo empotró contra unos contenedores. Le dijo entonces: «Te voy a matar, hijo de puta». Por eso huyó y se escondió en unos matorrales durante unos 15 minutos. Una cámara de la perrera recogió el incidente.