Gente corriente

Javier Luxor: "Solo demuestro cómo nos engaña la mente"

Este ingeniero aparcó el mundo de las ventas y se convirtió en mentalista. Las empresas se lo rifan

«Solo demuestro cómo nos engaña la mente»_MEDIA_1 / CARLOS MONTAÑÉS

Cuando era pequeño, cayó en sus manos una caja de magia. A Javier Martín (Madrid, 1974) le fascinó, y se autoproclamó Mago Luxor. El entusiasmo no remitió, pero estudió ingeniería y llevó un equipo de ventas de una multinacional, hasta que hace 15 años decidió dedicarse de pleno al mentalismo. Se plantó sin invitación en el MINDvention -congreso anual de gurús de Las Vegas-, se sentó en la última fila del auditorio y aprendió de los grandes. Hoy es el mentalista de empresas como Ikea, Santander y Novartis.

-¿Sabe qué voy a preguntarle? ¡Ya quisiera! Le habría mandado un correo contestando de antemano.

-Es un mentalista. De hecho, es campeón de España de mentalismo. El mentalismo es una rama del ilusionismo.

-¿Nada de comunicación con el más allá? No tengo ningún don que no pueda tener cualquiera que se dedique a su pasión. Le dedico horas y tengo acceso a gran cantidad de información que poca gente encuentra.

-Sople alguna de esas informaciones. Mezclo técnicas de persuasión a muy alto nivel con las de los raterillos de la calle, que aprovechan pequeños errores de los que no somos conscientes. La percepción común es muy cerrada, y yo solo demuestro cómo nos engaña la mente. En gran medida, a través de la intuición.

-¿De eso se trata? ¿De intuición? La intuición te dice qué hacer pero no te dice por qué. Y como no es racional, la bloqueamos. Pero los antiguos sabían que era una forma de conocimiento. Es una emoción que viene del subconsciente y se desarrolla con horas de vuelo y confianza en uno mismo.

-Dicho así, suena a embaucador. El mentalismo es la magia del siglo XXI. Está orientado al asombro. Solo ocurre en la mente del espectador. Pero no soy mentalista las 24 horas del día, ¿eh?

-¿No le es útil cuando es Martín y no Luxor? Utilizo la persuasión en la forma de comunicarme con los demás.

-Debe de tener éxito en el amor, los negocios, la vida social. En el amor no puedo comparar, porque me casé con mi primera novia. Y la vida real es tan compleja que no hay una fórmula infalible.

-A ver, una primera lección infalible. Se nos ha olvidado estar presentes y hay que estar a muerte en lo que hacemos. En reuniones noto que muchos están en lo que ha pasado antes o en lo que pasará después. Pocas veces están en la reunión con todos los sentidos, escuchando, intentando interpretar lo que el otro dice. Y el 58% de la comunicación es lenguaje corporal. Escuchar con los ojos es una habilidad importantísima.

-¿Eso les dice a Ikea, Santander, Movistar, Sony, HP? Sí. Ven a alguien que viene de un mundo diferente al suyo, que llega, les habla y hace cosas asombrosas. En vez de soltarles una charla sobre la intuición, les hago una demostración que no van a olvidar.

-¿Como cuál? Salen al escenario cinco empleados que no conozco. Les pido que se presenten con su nombre real o con uno falso. Y yo adivino quién miente o quién no.

-Lo ve, sí tiene poderes. Solo combino una serie de técnicas: lectura del lenguaje corporal, persuasión, magia. Y les hablo de la importancia de las palabras que utilizamos. Mi madre me decía que pensara antes de hablar, y es un gran consejo. Las palabras les pueden llevar a engaño y a tomar decisiones incorrectas.

-¿Ha probado ofrecerse al Gobierno? No. Pero asistimos a un circo de manipulación, y no lo merecemos.