Jordi Llop, consultor en gestión de residuos, se instaló en La Selva del Camp (Baix Camp) con su familia hace un año y medio después de vivir siempre en ciudades. "Vinimos por la tranquilidad, para criar a nuestros hijos en un entorno con menos coches y porque había una escuela que imparte un método de educación alternativo que nos gustaba", explica. "También teníamos amigos aquí y además está cerca de Reus y Tarragona".
Para él acudir a un 'coworking' como El Taller es "una forma de separar casa y trabajo, y desconectar del ámbito doméstico, sobre todo con niños". También le permite, dice, "lograr una proyección y una actividad social que me interesa para mi actividad y que igual solo no tendría solo con la web". Su ámbito laboral se centra en empresas grandes y en administraciones públicas, sobre todo ayuntamientos, que le permiten trabajar a distancia y viajar "un día a la semana", afirma.
En La Selva del Camp hay unos ocho usuarios habituales del 'coworking' más otra treintena de asociados que asisten a actos y sesiones de 'networking', explica su impulsor, Jordi Massaguer. "La decisión de venir a vivir y trabajar a un pueblo no se toma por un 'coworking', hay más factores, pero sí que aquí vienen porque tienen conexión a internet y así no trabajan solos en casa", señala Massaguer. En El Taller también participan de una red con otros 'coworkings' vecinos de Reus, Valls y Tarragona en principio para estimular el intercambio de lugares de trabajo, pero la iniciativa no ha tenido mucho éxito . "Aquí la gente es poco nómada", admite.