ARTISTA COMPROMETIDO

El rostro de la miseria

El fotógrafo británico Lee Jeffries sobrecoge con sus imágenes en blanco y negro de gente sin hogar

"La fotografía es para mí el acto de decir adiós a las personas que voy conociendo", asegura

Una de las fotografías captadas por Lee Jeffries en Los Angeles. / LEE JEFFRIES

Parecen dibujos a lápiz, de una gran precisión. Son todo expresión, demasiado perfectos para ser ciertos. Son fotografíasLee Jeffries es el retratista de los sin nada, de los sin nadie. Habla con ellos en la calle, se interesa por su historia. Cuando la charla llega su fin, si se lo permiten, les inmortaliza con su cámara. Casi siempre en blanco y negro, sin luz artificial, sin plató. Ni mucho menos maquillaje. El resultado empequeñece. Son imágenes de una gran potencia, de una enorme intensidad, de una inmensa honestidad. “La fotografía es para mi simplemente el acto de decir adiós a toda la gente que he ido conociendo”.

Hay que remontarse al 2008 para entender la obra de este británico nacido en Manchester hace 44 años. Corría el maratón de Londres, y un día antes, era un sábado, decidió dar un paseo por la ciudad del Big Ben con su cámara colgada del hombro. Llevaba un objetivo 70-200, y desde un lado de Leicester Square se dispuso a disparar sobre una joven sin hogar. La chica le vio entre la turba de la ‘city’ y no le gustó nada que le robaran su intimidad, por muy callejera que fuera. Empezó a gritarle. Lee, avergonzado y achicado por la razón que llevaban aquellos insultos, se acercó para hablar con ella y pedirle disculpas. Se quedó un buen rato ahí sentado. Y ya casi nunca volvió a usar una focal de larga distancia.

"Intento captar la humanidad  "Intento captar la humanidad de un modo espiritual, apelando a los instintos básicos de amor y fe"

Desde entonces se acerca a las personas y entabla conversación. “Entro en su comunidad, me convierto en parte de ellos, vivo y como con ellos, y en el momento en el que regreso a mi vida normal, he conseguido que me acepten como uno más”, explica Lee a EL PERIÓDICO.

ATRIBUTO METAFÍSICO

Sus retratos, cuenta, no son alegatos políticos. “Tienen una raíz social, es cierto, pero van más allá: intento captar la humanidad de un modo espiritual, apelando a los instintos básicos de amor y fe; básicamente porque las fotos salen precisamente de ahí”. La profundidad de su proceso creativo explica y ayuda a entender el uso del blanco y el negro, pues nada en sus composiciones es gratuito o fortuito. Son imágenes “vacías de relato circunstancial en las que la sombra y la luz tienen su propio significado”. “El blanco es esperanza, dios, el carácter sagrado del ser humano. El negro, la desesperación, la soledad".

Lee Jeffries nació hace 44 años en Manchester. Trabaja como contable en una empresa que poco o nada tiene que ver con una afición que empezó a cultivar hace menos de diez años, cuando le tocó tomar unas fotos de unos productos de ciclismo de una marca americana. Fue progresando. No tardó en darse cuenta de que cada vez ambicionaba imágenes más artísticas. De niño quedó impresionado por las fotos de la primera guerra mundial. Seguramente de ahí, al margen de la querencia por los efectos y el contraste, sacó su gusto por el blanco y negro. Insiste en que lo suyo no es el fotoperiodismo. Ni tan siquiera el retrato. Su meta es aportar a estas personas algo más que dignidad. "Les da una luz en sus ojos que representa la trascendencia, un rayo de luz a las puertas del Edén", puede leerse en la biografía de su página web. Ha tomado cientos de fotos a personas sin hogar que no ha compartido. La razón: no veía nada en sus ojos que mereciera la pena mostrar. Porque esa es la meta de este británico, que sus fotos sean espejos de la espiritualidad.

"Casi siempre incluyo de manera deliberada atributos metafísicos. El público es quien debe interpretarlos”. Por eso no añade pies de foto en su página web. Porque el contexto está en las curvas, en el tratamiento de la luz, en los gestos. Y su voluntad es provocar preguntas, remover la mente y conectar con los rasgos emocionales de la humanidad.

Lee habla más como un artista que como un fotógrafo. Sus fotos, por cierto, pueden comprarse a través de internet. Técnicamente, sostiene, se siente uno más del montón. Pero si valora su trabajo en términos de implicación, en términos de cuánto de él hay en cada foto, ahí es donde cree tener un lugar destacado. “Mis imágenes van de dentro hacia fuera, no de fuera hacia dentro. Alguien escribió hace un tiempo en mi cuenta de Instagram -tiene 120.000 seguidores, y 73.000 en Facebook- que siempre hay una narrativa subyacente en mis piezas que solo puede venir de la música y los pensamientos en mi cabeza, la única manera de que podamos transmitir tanta emoción. Todo sucede a través de la conexión, del amor hacia las personas que conozco en la calle. Y de sentirse y estar 100% comprometido emocionalmente con ellos”.

La selección de rostros nace de la empatía, de un mismo modo de entender la melancolía, el aislamiento. Lee no se considera “distinto a nadie”. “Tengo sentimientos de soledad desesperación, y he encontrado la manera, a través de la compasión y la comprensión, de conectar con individuos similares”. “Despertó en mi un arte que durante 35 años nunca supe que existía”.

COLOR VS BLANCO Y NEGRO

En estos últimos años ha tomado fotos en Miami, Los Angeles, Londres, París, Roma, Las Vegas. Ciudades en las que ha visto distinta arquitectura, clima, gastronomía o manera de vestir. Pero la misma soledad y miseria. Su obra puede compararse con del fotógrafo profesional Aaron Draper, que en su serie ‘Underexposed’ también se dedicó a inmortalizar a personas sin hogar, aunque de un modo mucho más pomposo, en color, con luz artificial. Son también magníficas instantáneas, pero lejos de reflejar la crudeza hipnótica de una existencia difícil, Draper apuesta por la esperanza a través de composiciones mucho más plásticas.

En su página web, este fotógrafo estadounidense comparte su admiración por John Steinbeck, autor de ‘Las uvas de la ira’ y ‘De ratones y hombres’, del que destaca su capacidad “de dar voz a los pobres, a los que no tienen voz”. “Si soy capaz de influir en el modo cómo una persona ve un hombre o una mujer sin hogar, consideraré que he tenido éxito”, resume Draper.

Uno con la luz, el color, la exhibición casi heroica de los que no tienen nada. El otro, con el vacío, con la total empatía. Y otra pequeña gran diferencia: Lee no es un profesional de la fotografía, sino "contable a tiempo completo" en una empresa cualquiera. Aunque lo que cuenta para él, desde hace casi diez años, sea la fotografía.