caso romanones

El padre Román atribuye a móviles económicos la denuncia por abusos sexuales

El cura declara ante el juez que solo sentía por el exmonaguillo que le acusó el mismo "amor fraternal" que profesa a todos sus feligreses

 El padre Roman, a la salida de los juzgados de Granada / MIGUEL ÁNGEL MOLINA

El cura Román Martínez, el único imputado en el ‘caso Romanones’ por supuestos abusos sexuales a un menor, ha negado hoy ante el juez haber mantenido relaciones con el joven, exmonaguillo en la parroquia de San Juan Vianney de Granada, y ha asegurado que por él solo sentía el mismo “amor fraternal” que profesaba al resto de sus feligreses. En una declaración indagatoria antes de que finalice la instrucción y comience el juicio oral, el párroco ha reiterado su tesis de que tras la denuncia se oculta una motivación económica.

El juez considera que el menor fue coaccionado

Según el auto de procesamiento del padre Román dictado por el juez, el joven era atraído hacia la casa que el cura compartía con otros religiosos con la excusa de que veían en él una gran vocación y que por ese motivo “tenía que compartir su modo de vida con el grupo de sacerdotes”, la mayoría de los cuales no han sido imputados por haber prescrito los posibles delitos. Ya en la vivienda, el padre le proponía ocupar su cama, se exhibía desnudo y proponía que le diera masajes que concluían con los abusos sexuales. El joven, que entonces tenía entre 15 y 16 años, era coaccionado y amenazado con la advertencia de que, “si no vivía la sexualidad con claridad de miras, tendría que dejar el grupo”.

La declaración se ha realizado a lo largo de la mañana del viernes ante el juez de instrucción número 4 de Granada. Allí, el único imputado por este caso de abusos sexuales ha manifestado su “absoluta” disconformidad con la acusación, negando haberse mostrado desnudo ante el joven denunciante, menor de edad cuando supuestamente sucedieron los hechos, y ha asegurado que desde un punto de vista racional solo se le ocurre que haya una motivación económica detrás de la denuncia.

Así, ha añadido incluso que no solía hablar de temas sexuales abiertamente, menos con el denunciante, y que tan solo habían comentado esporádicamente alguna noticia que saliera sobre esos temas. 

PENAS DE ENTRE CUATRO Y DIEZ AÑOS

El párroco se enfrenta a una pena de entre cuatro y diez años por un delito de abuso sexual continuado sobre el menor de edad, que actualmente tiene 25 años y se declara miembro supernumerario del Opus Dei. En su comparecencia ante el juez, ha sido interrogado acerca de un mail aportado por la víctima en el que el cura le inquiría para retomar la relación, asegurando que se refería a tener el contacto normal que mantenía con cualquier otro feligrés de su parroquia.

En este sentido, ha reconocido que el joven, a quien el propio papa Francisco animó a denunciar lo sucedido en una conversación telefónica, acudía “ocasionalmente” a la vivienda que el cura compartía con otro grupo de sacerdotes y laicos en las afueras de Granada, y por tanto no había prendas de ropa suyas en la vivienda.

El padre Román ha asegurado que el joven dormía siempre solo en una habitación de la planta superior, aunque el auto de imputación mantiene que fue allí precisamente donde se cometieron los hechos “más graves y relevantes penalmente”.