-Es de Terrassa.
-Nací en Terrassa, pero me hicieron en México. Lo explico porque es una manera de vincularme con la identidad de mis padres: mi padre era de Almería y mi madre es mexicana. Mi padre trabajaba como ingeniero textil y viajaba por todo el mundo, mucho a Latinoamérica. Se conocieron en Puebla.
-Amor a primera vista.
-¡Mi padre estuvo un año escribiendo una carta al día hasta que mi madre le dijo que sí y se casaron en México!
-Usted trabaja como camarera y es intérprete de lengua de signos.
-¡Y soy conserje! Tengo tres minijobs y me gustan los tres. Tengo la gran suerte de trabajar con personas. A veces me sale un trabajo como conserje o un servicio de interpretación, llamo a mi jefa en el restaurante para saber si puedo entrar más tarde; ella estudió conmigo el ciclo de interpretación, se lo explico y me dice: «Claro que sí, cari».
-Espere, espere: resumamos.
-Trabajo como camarera en Na Mindona, que es mi trabajo estable y que siento que es mi familia; trabajo como intérprete, mi vocación, y trabajo como conserje en casals de gent gran. No tiene precio estar con gente que ya ha vivido mucho. ¿Soy inestable? No lo sé: me gustan los tres trabajos. También es importante haber dicho que no a trabajos para poder hacer voluntariado. Me digo: «Ya trabajaré más el mes que viene».
-¿Cómo se forma como intérprete?
-¡Es que yo quería hacer muchas cosas! A los 18 años empecé Filología Árabe, pero ni lo ponga, porque de árabe no sé nada.
-¿Lo dejó?
-Siempre me ha encantado estudiar, pero no volví a hacerlo hasta que me apunté al ciclo de interpretación de lengua de signos, hace tres años. En realidad, me apunté por casualidad, y ahí he encontrado mi vocación. Un poco más tarde que mucha otra gente, pero la he encontrado.
-¿Estudió lengua catalana, castellana?
-Estudié lengua de signos catalana. En el ciclo hacemos lengua de signos española, lengua de signos catalana y sistema de signos internacional, que no es una lengua. Y eso es importante explicarlo.
-En Na Mindona yo la he visto explicar todo un menú en lengua de signos.
-Al restaurante vienen personas sordas. He tenido la suerte de que, desde que acabé, me han ido saliendo servicios. A veces trabajas en situaciones muy duras y muy delicadas de la vida de una persona, pero también en situaciones muy especiales: he asistido a la primera ecografía de una pareja, he podido estar la primera vez que los padres escuchan el latido del corazón, tocando el micro.
-Siga.
-Este año he trabajado en la universidad. He acompañado a una alumna que estudiaba un máster de política social especializado en perspectiva de género. ¡Imagínese qué interesante! Ver todos los ámbitos de la sociedad con perspectiva de género.
-Aun así, entiendo que dedicarse solo a la interpretación es difícil.
-Trabajar solo como intérprete es una utopía. Nuestro trabajo aún no tiene el prestigio que merecemos como profesionales, pero hacer el ciclo te cambia la vida.
-¿En qué sentido?
-Hablar con las manos y que te entiendan con los ojos, ostras, es otro tipo de comunicación. Va ligado a una cultura y al carácter de las personas sordas. Tienes otra percepción del mundo: incluso a nivel cognitivo. Cuando hablamos lengua de signos, utilizamos el área del lenguaje y sumamos a esta el hemisferio derecho, porque es donde está la parte de la psicomotricidad. Y la lengua en sí misma: ¡la gramática y la sintaxis me parecen muy interesantes!