La red china desarticulada esta semana en Barcelona obtuvo el pasado año unos beneficios de 10,8 millones de euros mediante el tráfico de inmigrantes, ya que cobraba unos 30.000 euros a las personas que traía desde China, a alguna de las cuales explotaba sexualmente en pisos-burdeles para saldar su deuda.
En rueda de prensa, la delegada del Gobierno en Catalunya, Llanos de Luna, ha destacado la importancia de esta operación, en la que la Guardia Civil ha detenido a 18 personas en Barcelona, Badalona (Barcelona) y Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), entre ellos los cabecillas de la organización.
El general jefe de la VII Zona de la Guardia Civil, Ángel Gozalo, y el comandante de la Unidad de Policía Judicial del instituto armado, Daniel Baena, han explicado que la red desarticulada, integrada por ciudadanos de origen chino y coreano, se encargaba de trasladar a inmigrantes desde China a Barcelona, que para el viaje utilizaban su documentación en regla.
Cuando llegaban a Barcelona, la red mantenía a los ciudadanos chinos en pisos-patera, se quedaba su documentación y les proveía de pasaportes falsos o robados. A los que decidían continuar con su éxodo, les facilitaban la salida hacia otros destinos, tanto en la Unión Europea, a países como Italia, Reino Unido, Francia, Irlanda o Suiza, o incluso hacia Canadá.
Por su parte, los que preferían quedarse en Barcelona, eran explotados sexualmente en pisos-burdeles (las mujeres) o explotados laboralmente en negocios controlados por la red (los hombres), para así devolver la deuda de 30.000 euros contraída con la organización por los gastos del viaje y de la documentación falsa que se les entregaba.