Como buen ampurdanés, Juli es un tipo poco ortodoxo, apasionado, políticamente incorrecto; en síntesis, todo un personaje. Vive en la masía de su abuelo en Ordis (Alt Empordà) y se ha desplazado a Barcelona para la entrevista, pero antes entramos en una librería para comprobar si tienen su libro, La matemàtica de la història. Alexandre Deulofeu o el pensador global (Lapislàtzuli). En él explica la teoría cíclica de la historia con la que su abuelo, un farmacéutico y humanista de Figueres, predijo hace más de medio siglo la desintegración de la URSS, la guerra de Yugoslavia, la sumisión de Grecia a Alemania y la eventual independencia de Catalunya.
-¿En qué sección cree que estará su libro?
-En la sección de humor. La historia es un cachondeo.
-¿Por qué?
-Porque cada vez que una cultura llega a su máximo esplendor vuelve a hundirse en la miseria.
-¿Sería capaz de resumir en pocas líneas la teoría a la que su abuelo dedicó su vida?
-Alexandre Deulofeu llegó a la conclusión de que todas las civilizaciones duran 5.100 años, divididas en ciclos de 1.700, de los cuales 650 son épocas de creación y el resto una pérdida total de la personalidad humana.
-¿De qué serviría conocer estos ciclos en el caso de Catalunya, por ejemplo?
-Según este modelo histórico, el imperio español habría agotado su ciclo y Catalunya sería independiente hacia el 2029. Si sabemos lo que va a venir, nos ahorraríamos las luchas internas entre élites y el Estado español permitiría una transición pacífica hacia la libertad de los pueblos ibéricos.
-La ortodoxia académica ignoró a su abuelo; le llamaban «Nostradamus de fireta».
-En cambio, en Argentina, adonde viajó a finales de los 70, era «el sabio de Figueres».
-¿Cree que a usted le harán más caso?
-La matemática de la historia es una herramienta extraordinaria, pero yo no tengo títulos, no soy nadie. Hay épocas en las que veo que no se toma en serio y me encierro en la masía a ver crecer las patatas. La universidad catalana nunca le abrió las puertas a mi abuelo, pero este año me graduaré en Historia y pienso hacer el posgrado de investigación y el doctorado sobre el tema.
-¿Cómo se convierte en heredero del legado intelectual de Alexandre Deulofeu?
-Yo era un chico cuando Pitxot, Marés y el intelectual argentino Abelardo Gabancho venían a verle a la masía y le escuchaba decir que una Catalunya independiente ayudaría a Alemania a construir una nueva Europa. Aquello fue creando un poso en mi cerebro, pero pasaron muchos años antes de que me interesara por el tema.
-La teoría de su abuelo le cambió la vida.
-Cuando empecé a meterme en sus papeles vivía en Figueres y trabajaba en una caja de ahorros. Tenía un sueldo espectacular, pero no estaba contento. Cada mañana me mandaban un fax diciéndome que abriera fondos de inversión a clientes que tenían una media de 65 años. Chocaba constantemente con el sistema, hasta que aquello acabó como el rosario de la aurora y me encerré en la masía Deulofeu.
-¿Se puede salir del círculo vicioso histórico que describió su abuelo?
-Sí. Cada ciclo es una nueva oportunidad. En el momento de máxima democracia e igualdad de las culturas siempre continúa habiendo por debajo una capa muy grande de desheredados y mientras existan los que no son nunca seremos. Puede que suene muy kumbayà, pero la única solución para la humanidad es ser buenas personas, amar al prójimo y respetar la vida.
-¿Usted se considera buena persona?
-No tanto como mi abuelo. ¡Él sí que era bueno! Yo soy más cínico.