Gente corriente

José Miguel Ruiz: « '¿Por qué no lo inventas tú?', me dijo mi amigo»

Quién sabe. Podría este técnico de fotocopiadoras pasar a la posteridad como salvador de vidas.

«Por qué no lo inventas tú, me dijo mi amigo»_MEDIA_1 / JOSEP GARCIA

De Badalona. De 47 años. Técnico de fotocopiadoras. «Trabajé en una empresa muy conocida del sector durante 22 años y entonces me quedé en el paro. Pero ahora tengo otra vez trabajo». La historia empieza cuando estaba desempleado, hace tres años.

-Cuénteme.

-Todo empezó un día que fui a tomar café con un amigo que tiene un taller de motos. Me contó que su furgoneta no había pasado la ITV. Un problema con los cinturones.

-¿Qué problema?

-No cerraban. Al parecer, lo primero que miran son los cinturones. Fallan mucho. Él había desmontado la hebilla y la estaba mirando, él y cuatro amigos, pero no veían el fallo.

-¿Y usted sí?

-Yo logré bajar la trampilla y vi que se había colado una pipa dentro. Resulta que ahí se puede meter cualquier cosa. Si te rompen el vidrio, por ejemplo, cualquier trocito puede caer ahí. O cosas de los niños, que siempre tienen cosas pequeñas. Si eso ocurre, el cinturón no sirve para nada. Te estrellas a 50 por hora y sales disparado. Según las estadísticas de la DGT, de cada seis muertes en accidentes, cuatro son porque iban sin cinturón.

-O porque lo tenían puesto pero en la hebilla había una pipa, ¿no?

-Exacto. Una cosa es que entre la hebilla y otra cosa es que ancle. Si no ancla, no sirve para nada. Y yo dije: «Esto es un peligro, esto debería tener una tapa para que no entre nada». Y mi amigo se quedó mirándome, y de repente me dijo: «Pues por qué no lo inventas y lo patentas». Y eso fue lo que hice.

-¿Pero usted sabía algo del tema? Me da la impresión de que era la primera vez que desmontaba una hebilla.

-He investigado mucho desde entonces, pero en ese momento solo se trataba de inventar una tapa. Y enseguida me puse a trabajar. Hice unos bocetos… En esa época llevaba un año parado. Para inventar necesitas tiempo y dinero, y como me habían dado la indemnización por despido, pues yo tenía los dos.

-Explíqueme; cómo fue el proceso.

-Bueno, me fui a un desguace y compré cuatro cinturones. Y me puse a dibujar. Esa misma tarde ya tenía el primer prototipo, que era con rodillos, horroroso. El siguiente era con un muelle. Y enseguida se me ocurrió: ¿y si lo hago de plástico? Por ahí llegué al modelo definitivo, que es una carcasa recortada con la tapa de plástico incorporada.

-No tardó mucho, me da la impresión.

-No; la verdad es que fue cuestión de días, a la semana siguiente ya lo había hecho. Luego lo fui a patentar. Resulta que el marido de mi hermana trabaja en la Volkswagen, y el hermano de mi mujer, en Honda, y los dos se pudieron locos con el invento.

-Entiendo... Entiendo que nadie había inventado algo así.

-Aquí en España, no. A nivel mundial hay dispositivos inventados desde 1998, seis o siete, pero que no han prosperado porque son costosos, caros de producir. La ventaja que tiene el mío es que es baratísimo.

-Estará intentando venderlo, supongo.

-Sí, claro, por supuesto. Tengo la patente en España por 10 años y la patente mundial por dos años y medio, que es la que te permite presentarlo en todo el mundo. He enviado este diseño a todas partes: a General Motors, a Renault, a Citröen-Peugeot, a Fiat, a Mercedes… Mi gran esperanza es Volks-

wagen, les ha gustado mucho y se lo han llevado ya dos veces a Alemania. Pero tengo hasta septiembre. Y no sé, si nadie finalmente se interesa me estoy planteando ponerme a fabricarlo y venderlo yo mismo.

-¿Se lo imagina? Sería usted el responsable de salvar muchas vidas.

-Es por eso. A mí lo que me interesa es que lo construyan y sirva para salvar a alguien. Es lo más bonito de todo esto.